Lejos del cielo [EN CURSO]

1. Asher

Canción: Whats's up? - 4 Non Blondes

Viernes 17 de marzo, 2017

Escuché los gritos ensordecedores del pequeño público y me fue inevitable sonreír al comprender las abiertas solicitudes que lanzaban. Se suponía que entre los asistentes había chicos desde los dieciséis años acompañados por un adulto responsable, pero tal parecía que a sus padres no les interesaba contenerlos o bien se incluían entre los fans. Miré a la izquierda, encontrando la mirada de mi mánager, que abrazaba su libreta y me observaba toda llena de sonrisas, mientras permanecía oculta por la cortina del teatro.

Acababa de terminarse la emisión con público en vivo del último episodio de Made in Heaven y estaba en el cielo. El elenco sonreía después de escuchar mi discurso y mi coestrella se levantó de su silla silbando, siendo menos decorosa que los chicos en el estudio.

Era tan estremecedora la ovación que sentí que podría llorar. Mi vida entera se reducía a esa reacción y esperaba que fuera el eco de la respuesta de todos quienes vieron, desde la comodidad de sus hogares, el final de la sexta y última temporada de la serie que cambió mi vida. Habían sido nueve largos años, tres de ellos muriendo de hambre, después de abandonar la universidad —entre trabajos temporales y Le secret, el grupo de teatro que moldeó todo lo que soy— y seis años posteriores escalando el camino a la fama de manera vertiginosa.

Hice una inclinación agradecida al público y sonreí una última vez a todos, antes de seguir tras el telón para recibir el abrazo de Alexandra, mi mánager, cuyos ojos estaban cristalizados por la emoción. No era la primera vez que ella veía el desenlace, pues había presenciado la grabación de la desgarradora escena final en que mi personaje, solo, agotado y habiendo entregado más de treinta años de su vida al teatro, descendía de las tablas, se armaba con una pequeña mochila y tomaba un autobús sin destino aparente.

—Aseguraste un segundo Globo de Oro, ¿lo sabes, cierto?

Reí por su seguridad y la apreté con fuerza. Lo bastante agradecido por el apoyo que me había brindado a lo largo de toda mi carrera. Lexie creyó en mí antes que yo mismo.

—Si de ti dependiera, no necesitaría más que mi cara bonita para ganar uno —respondí y obtuve un golpe juguetón de ella, antes de que tomara mis mejillas con todo ese cariño maternal que siempre tenía para darme.

—Si de mí dependiera, no estarías aquí solo, tonto niño orgulloso.

Cerré los ojos y dejé un beso en su palma abierta.

—No estoy solo, estoy contigo, el elenco y un público efervescente que ama el suelo que piso —afirmé arrogante, sabiendo que solo esa actitud me haría librarme de su sermón habitual.

Funcionó. Cuando abrí los ojos, Lexie rodó los suyos y me liberó de su agarre, instándome a acompañarla al backstage. Sabiendo que mi discurso era el último y que lo siguiente serían las fotografías de la alfombra roja y algunas entrevistas de cierre, se decidió que lo mejor era que yo saliera primero, de modo que el personal invitado en el teatro tuviera una salida controlada.