capítulo 13

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Luciano

Cuando entro al despacho de mi hermano todo siento el olor de su perfume llegar a mi nariz, me estremezco.

Comienzo a revisar las estanterías una a una buscando los discos y no hay nada más que libros viejos. Me siento en su escritorio y veo un marco de fotos dado vuelta, lo tomo entre mis manos y veo una foto de él, con Camila y Nicolás ¿Por qué lo habrá dado vuelta?

Reviso los cajones encontrando un montón de papeles, el ultimo cajón está cerrado con llaves. Recuerdo de inmediato a ver visto una pequeña llave entre los libros y camino a buscarla.

Pongo la llave en la cerradura y esta se abre, hay unas fotos y más papeles, las saco todas y comienzo a revisarlas.

Son fotos de Ethan y una mujer de cabello rojo, la miro más de cerca y me doy cuenta que es la misma mujer que vi hace semanas estacionada frente la casa.

Reviso las fotos una vez más y la rabia comienza a inundar mi cabeza, hay fotos de ellos besándose, abrazados y sonriendo como si fueran una pareja. Las doy vuelta una por una tratando de encontrar algo, quizás es solo un recuerdo y la conoció antes de casarse.

Una de las fotos tiene una dedicatoria.

Te amo hoy y siempre, me enamore de ti cuando abriste tu corazón y me dijiste que yo era todo lo que habías buscado en tu vida.

Pronto podremos estar juntos y ser felices sin prejuicios.

Con amor Clara.

¿Clara? ¿Cómo su masajista? Joder, esto será divertido. Guardo todo nuevamente y cierro el cajón metiendo la llave en mi bolsillo. Cuando vuelvo a la cocina Camila ya no está. Subo a mi habitación y la veo con la bolsa de seda en sus manos mirando sus bragas.

— ¿No sabía que te gustaba revisarle las pertenencias a tus invitados? –digo a su lado.

Ella salta y deja caer la bolsa en la cama

— No quise revisar, solo fue curiosidad ¿Por qué aun guardas mis bragas?

— Eso no es de tu incumbencia pequeña. – digo susurrando en su oído.

Me aparto de ella rápidamente, mi cuerpo reacciona de una forma en la que no debería.

— Gracias por guardar mis cosas, el resto lo guardare yo – digo pasando a su lado y volviendo a meter las bragas en la bolsa.

Cuando no dice nada me giro para ver que si aún sigue aquí. Sigue mirando la bolsa en mis manos.

— ¿Estarías más tranquilas si te las devuelvo? – pregunto suspirando

— No, no, solo no pensé que aun las tendrías ¿Por qué las guardarías? No me querías, de hecho, me odiabas.

— Y aun lo hago, no eres de mi agrado. Pero como dije hace días debemos llevarnos bien por Nicolás.

Ella asiente y se va de la habitación.

Jodeeeer, cuando será el día que por fin le diga que he estado enamorado de ella siempre.

Por ahora solo tengo una cosa en mi cabeza y es conocer a la querida Clara.

Al otro día mi madre se había llevado a Nicolas con ella de paseo, estábamos terminando de almorzar con Camila, desde ayer que la pille revisando mis cosas no ha dicho nada más que monosílabos.

Se levanta de la mesa y no puedo dejar de mirarla mientras recoge los platos, me acerco a ella mientras esta concentrada en el fregadero y le susurro al oído.

La Última Carrera (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora