McLoughlin

12.- "tregua"

Toda la mañana estuve con sueño, no dormir el resto de la madrugada me agoto, las preocupaciones me atiborraban de nervios. Si me quedaba iba arrastrar a Trevor al mundo de porquería de donde vine.

Dejar a mis padres fuera de mi vida fue un gran respiro de calma, pero si mi pasado me perseguía no lo podía mezclar con el presente. Todo en la vida se desacomodaba, desde que conocí a los McLoughli, la vida normal que conocía estaba completamente de cabeza.

-te vas a quemar el cerebro de tanto pensar. -dijo Angie, cargaba un cuenco de cereal colorido entre sus manos. -venga dime que tienes.

-me quiero quedar. -mis palabras salieron forzadamente, sus ojos me enfocaron con sorpresa, la incredulidad rondaba por todo su rostro.

Dejo el cereal en la mesa de centro y se sentó a mi lado, su mirada estaba perdida en un punto muerto.

-Me alegro -dijo ella, sus labios se curvaron en una sonrisa sincera.

- ¿enserio? -le pregunte, mis dedos jugaban con la cuerda de mi cartera.

Un silencio reconfortante me inundó antes de que ella hablara de nuevo.

-Claro que sí, estás enamorada es obvio. -dijo, sus palabras sonaban como un arma de doble filo para mí.

>yo no estaba enamorada<, >nunca, nunca, nunca, ¿oh si?<

El estómago se me apretujo y sentí unas enormes ganas de vomitar, la dura conclusión de Angie me noqueo todos los sentidos. El aire se me estaba acabando y fue cuando note que había dejado de respirar, trague una buena bocanada de aire en busca de alivio.

-oye tómalo con calma -dijo Angie -un estas en la primera fase.

- ¿fase? Pero que dices rubia atolondrada -le pregunte con curiosidad.

El cuenco de cereal volvió a las manos de mi mejor amiga y comenzó a comer.

-en la de aceptación, cuando descubras que estas enamorada.

Golpeteos en la puerta nos alertaron de inmediato, me asome por la diminuta rendija que colaba un poco de claridad matutina, lo primero que pude captar fue una ancha espalda y unas fuertes piernas enfundadas en pantalones oscuros.

-es el -informe. -no quiero verlo, podrías atenderlo tu Angie.

-No prometo nada -dijo la rubia y salió hacia su encuentro.

Me deje caer sobre la cama y cerré los ojos, los murmullos eran poco audibles. Mi mente era un caos inminente, agarre la colcha y me cubrí hasta la cabeza.

Las voces cada vez se oían más próximas, el golpeteo de los tacones de Angie me alertaron, me escurrí con precaución bajo la cama para esconderme.

-Necesito verla, sé que está aquí dentro. -resonó la gruesa voz de Trevor.

-te lo he dicho ¡ella no está! -contesto Angie.

-Puedo olerla, ella está aquí -le aseguro.

-Bueno vamos a dejarnos de tonterías, -respondió Angie en tono mandón. -ella si esta, pero no quiere verte, ven mañana hoy no es buen momento.

- ¿buen momento? Nunca es buen momento tratándose de ella.

-relájate machote, ella necesita tiempo.

-¡odio que me pida mas tiempo! -estallo con desespero. -Kendra necesitamos hablar, hazme el favor de salir de ahí, necesito disculparme.... Por favor.

Los segundos cruciales pasaban lentamente, un golpe seco atesto la puerta.

-me voy a ir Kendra, pero mañana no me vas a alejar ningún día más de ti.