13.- ¿Vamos de fiesta?

1.1K 68 7
                                    

La mirada de Angie me estaba perforando la nuca, ya podía imaginarla en el instituto interrogándome sobre la conversación con Trev.

-creo que lo contare en el auto -me aseguro el castaño.

Asentí levemente y seguimos con el desayuno, el canto de los pájaros hacían un suave sonido. Unos minutos más tarde cuando termine de beber mi jugo Trev me apretó la mano e hizo una seña para que nos fuéramos, cuando retiro la silla y me ayudo a ponerme de pie todos nos miraron.

Me aclare la voz y hable.

-Buen provecho -dije rápidamente. -gracias, el desayuno estuvo delicioso.

-sigan comiendo, nosotros ya nos vamos -aviso Trev. -hoy yo llevare a Kendra.

Jadeos y una tos ruidosa fue lo que se escuchaba, se notaba que el anuncio los había tomado por sorpresa, Tawn me miro con ternura y me puse colorada, lo peor de todo fue mirar a la rubia levanto sus manos y junto sus dedos después los unió simulando un beso, no me la iba a acabar con ella.

Agradecí que no hablo, porque hubiera hecho un comentario fuera de lugar y si ya estaba colorada seguramente me hubiera puesto peor, cada paso que di fue rápido quería poner distancia ante todas las miradas sorprendidas que había.

-No tan rápido -dijo Trev.

Acelere mis pasos y a lo lejos pude escuchar risas, seguramente todos estaban haciendo comentarios sobre el castaño y yo, mis mejillas estaban calientes ya me podía imaginar cómo estaba de colorada.

-me estas provocando preciosa. -la voz ronca de Trev me hizo estremecerme.

-Solo estoy caminando -me defendí.

-Vas tan rápido que parece que corres -explico. -me agrada.

- ¿te agrada que corra? -le pregunte sorprendida.

-A los lobos nos gusta perseguir a nuestra mujer -sentencio con diversión. -es placentero saber que no importa cual rápido intente ir, siempre la vamos a atrapar por que por ella iremos hasta el fin del mundo.

Sus palabras solo hicieron que las piernas no me respondieran correctamente, frene mis pasos y lo mire su cara me puso contra la espada y la pared, tenía los labios entreabiertos me podía imaginar la calidez de su respiración. Me lleve la mano a la cara y trate de aclararme la mente.

-Yo no soy tu mujer -reclame, su ceño estaba fruncido y me miro como lanzándome un reto.

-Aun no -dijo con seguridad. -pero te prometo que algún día serás mi mujer.

Me sentí morir, la seguridad en su voz hizo que el corazón me palpitara aceleradamente.

-no lo creo

-yo si -dijo como seguro de sus palabras, -podría jurarlo preciosa.

-Los juramentos no siempre se cumplen -conteste, -te lo dice alguien que sabe del tema.

Una risilla divertida aminoro la tensión que sentía, un brazo fuerte me atrapo de la cintura y me pegue a su cuerpo.

-el mío si, vas a ser mía -su aliento cálido me cosquilleaba el hombro derecho. -solo mía.

De camino a la universidad, la velocidad del auto de Trev era muy lenta. Un camino de 10 minutos lo estaba retrasando al doble, sus dedos apretaban el volante como si algo le preocupara.

-Recuerdas lo que te iba a contar -pregunto.

Asentí, había olvidado por completo lo del secreto que me iba a contar.

McLoughlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora