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Ocho

Todo era confuso con Dalmi desde la última vez que había visto a Chenle. Luego de perdonarlo, volvió a escapar de él. Incluso había ignorado algunos de sus mensajes.

¿Por que seguía tratando de acercarse a ella? 

Chenle seguía insistiendo en encontrarse pero Dalmi se ponía nerviosa cada vez que pensaba en él. Intentaba ignorar sus sentimientos pero... ya era demasiado tarde.

Le gustaba Chenle. 

En realidad, sus sentimientos siempre le habían pertenecido al rico y egocéntrico chico. Desde sus trece gustaba de él y por más que luego de que él la rechazara, Dalmi seguía sintiendo cosas. 

¡Deja de pensar en él, Dalmi! Concéntrate en tus cosas.

Pensaba la chica cada vez que Chenle venía a su cabeza. El era alguien de clase y poderoso, ella era solo una chica más que luchaba por sus sueños.

Dalmi seguía esforzándose en sus estudios y haciendo lo imposible para prepararse para el examen final. Pasaba noches desvelada terminando con sus tareas y estudiando, ansiosa y nerviosa por sus exámenes finales.

Tomó sus libros, cargándolos, saliendo de la biblioteca, cuando su cuerpo chocó contra alguien haciendo que sus libros se caigan disparados en el suelo.

Se agachó rápidamente para tomarlo pero chilló cuando su cabeza golpeó contra algo. Otro chillido escuchó quejándose cuando su trasero golpeo contra el suelo.

"Lo siento" se disculpó rápidamente, mirando a la otra persona.

Mierda.

"Fue mi culpa" dijo Chenle sobando su cabeza. Ambos habían chocado y ahora sus cabezas también.

Los dos escondieron una risita cuando se vieron tirados en el suelo, sobando sus cabezas y quejándose por el golpe.

"No te preocupes" sonrío de lado la chica.

Se incorporaron rápidamente juntando sus libros, con ayuda de Chenle. De repente, sintió un escalofrío recorrer su espalda y las mariposas revolotear en su estomago cuando sus dedos se rozaron con los de Chenle al intentar tomar el mismo libro.

Tanto Chenle, como Dalmi, sintieron las chispas eléctricas apoderarse de sus sistemas al tocarse. Sus miradas se enfocaron una a la otra, sorprendidos.

Cuando sus miradas se encontraron, sus ojos brillaron como destellos en la noche, Chenle trató de hablar pero Dalmi tomó sus libros y corrió rápidamente al sonar la campana, escapando de sus sentimientos. 

En algún momento tendrás que dejar de escapar, Dalmi.