XXXII

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KARA

Kara se aferra a su nueva realidad con un agarre de acero, permitiéndose por fin el consuelo que tanto ha deseado. Insta a sus sentidos a cobrar vida y a recordar este momento. La misma felicidad que siente Kara se refleja en sus ojos y la visión se graba en la memoria de la heroína. El aroma de Lena y Sam la rodea, llenando su nariz y dejando su cerebro hecho un lío. El sonido de sus risas tranquilas y de sus burlas se instala en sus oídos, sus voces se instalan en forma de sus nombres grabados en las paredes de la cavidad torácica de Kara. El sabor de sus labios rozando los suyos perezosamente, envolviendo su boca. Es tan divino que apenas encuentra la dignidad necesaria para no chocar los labios y deleitarse con su sabor. Sus besos son dulces y cortos, educados pero profundos, y cada uno de ellos consigue ser devastador de la forma más hermosa. Su contacto con ella le da una sensación de seguridad que nunca antes había sentido. La sensación de sus cuerpos envolviéndola suavemente lo engloba todo. Integral es una buena palabra, piensa ella. Porque así es como se siente. Íntimamente conectada a ellas de tal manera que realmente no hay otra explicación para ello que la palabra integral.

Sumerge su cuerpo cansado en su atención y reverencia combinadas, y sin un ápice de duda, devuelve la suya. Se tambalea y tartamudea en sus declaraciones murmuradas, ya que la pura felicidad que desprende su cuerpo le hace difícil articularse. Aun así, intenta valientemente expresar con palabras lo mucho que enriquecen su vida, explicar el significado de lo que siente por ellos.

Ellos responden con más besos, más caricias, más palabras vertiginosas que hacen volar mariposas en el vientre de Kara. Una sensación de conocimiento se instala en su pecho y una voz en su cabeza se arremolina en su conciencia, entrando y saliendo de sus pensamientos, haciendo eco. Le dice que está justo donde debe estar, con quien debe estar; como si todas las cosas hubieran conducido a esto. Kara se pregunta por qué la gente dice que eso es un cliché. O por qué dicen que es poco realista creer que alguien, o dos alguien, o cuántos alguien, están ahí fuera y están destinados a otro alguien. Como si esa idea fuera tan improbable o se tratara de un pensamiento tan desquiciado que nunca podría ocurrir de forma orgánica o fuera de los confines de una pantalla de cine.

Cínicos, todos ellos, insiste Kara.

A lo largo de su vida, Kara ha sido tratada con condescendencia por creer en el amor verdadero. Incluso se le ha rogado en algunos casos que deje de lado esas nociones románticas. En un momento dado, se planteó la idea de dejar de fingir y dejarse llevar por la corriente, y vaya error. Se trataba de un lamentable historial de citas con las personas equivocadas en los momentos equivocados, y cada intento dejaba su corazón parpadeando permanentemente en la necesidad. Y ahora Kara sabe por qué. Por supuesto, es porque esto siempre estuvo destinado a suceder.

Así que, interiormente, se regodea. Piensa si restregárselo en la cara y demostrar que están equivocados. Podría llamar a la mitad de sus compañeros de instituto, o quizá entrar en su decrépito Facebook y publicar un último estado. Un último " que os den por culo " a todos los gilipollas que se burlaban de ella por ser una mojigata o por tener unos estándares que se negaban a rebajar por cualquiera. Pero incluso más firmemente que el impulso de presumir de su suerte, reza para que esta euforia que está experimentando se filtre, empape su piel y se pegue a sus huesos, ahogue su ser por completo; y a su vez para que todos los críticos y detractores la experimenten ellos mismos. Kara siempre ha sido una persona que comparte la riqueza.

El asombro eufórico se asienta pesadamente sobre todos ellos, la bruma inflexible persiste, y Kara lo permite. Incluso lo alienta. En algún momento recogerá sus palabras y sus pensamientos, pero no antes de disfrutar de este rápido segundo de esta cierta armonía. Sonríe una sonrisa infalible. Es muy consciente de que le falta toda la determinación para salir del aturdimiento en el que se encuentra, y por ello es recompensada con continuas pequeñas distracciones que llevan su atención en un millón de direcciones diferentes. Las suaves yemas de los dedos contra sus mejillas enrojecidas. Unas piernas desnudas rozan las suyas y hacen que los finos pelos de sus brazos se pongan de punta. Los ojos de miel y bosque se dirigen a ella con frecuencia, y Kara hace todo lo posible por devolverle la mirada, al margen de la timidez. Unos labios suaves la rozan periódicamente de arriba abajo, a lo largo de su cuello con inocencia. Un flujo constante de suaves elogios por parte de Lena, puntuados por los zumbidos de Sam, adornan sus oídos. La adoración medio susurrada de los labios de la pelinegra es tan silenciosa y delicada que Kara está convencida de que en realidad es una especie de juramento sagrado y codiciado.

Guia de Supervivencia Sexual Desclasificada de LenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora