Guia de Supervivencia Sexual Desclasificada de Lena

XXXVII

"Samantha, será un minuto más o menos. Acabo de hablar por teléfono con ella", dice una voz en voz alta, seguida rápidamente por una ráfaga de un ser humano que sale a toda velocidad del almacenamiento trasero con una sonrisa cegadora y los brazos llenos de paquetes envueltos en pergamino.

Sam sonríe e inclina la cabeza a modo de saludo, siempre halagada por el vivaz humano: "Monroe, eres un espectáculo para los ojos doloridos". Sam se ríe mientras hacen malabarismos caóticos con las cajas de un lado a otro antes de darse por vencidos y dejar caer los paquetes sobre el mostrador con un resoplido teatral: "¿Tienes un buen día, espero?"

Levantan la vista de la caja registradora con una sonrisa de complicidad, sus manos vacilan sobre la pantalla táctil, "Mejor que la tuya, lo tomo. La señorita Lena me tiene empaquetando algunos artículos muy específicos ".

Kara se acerca unos centímetros y Sam sonríe, disfrutando de la proximidad. Consuela fácilmente a la rubia con pequeños golpes en la parte interna de la muñeca, alcanzando discreta y cuidadosamente para no llamar la atención sobre la tensión de Kara. Es solo un momento antes de que los hombros enseñados de Kara se vuelvan más suaves, ella se relaja al lado de Sam.

Sam los arrastra más cerca de la caja registradora, apoyándose cómodamente en el mostrador de cristal. Agarra el catálogo de mercancías y lo hojea casualmente con la mano libre. Se dirige a Monroe con un brillo travieso en los ojos después de una pausa embarazosa, y ya estirando una mano esperanzada, "¿Cuáles son las probabilidades de que se me permita echar un vistazo?"

"Ni una maldita oportunidad", responde Monroe distraída pero rápidamente, mientras sus dedos ocupados se toman un descanso de hábilmente envolver cada caja con cordel para apartar la mano de Sam. "Estoy bajo órdenes estrictas".

La nariz de Sam se arruga mientras serpentea más cerca del tendero, remolcando a la tranquila rubia detrás de ella con pasos medidos, "Suena bien... Esta es Kara, por cierto, nuestra socia. Cariño, esta es Monroe. Ellos son dueños de esta tienda. Amplia variedad de productos, como puede ver, incluso algunos selectos de GV.

"Hola", Kara saluda tímidamente, su peso cambia nerviosamente de un pie a otro y su voz se quiebra adorablemente. Sam observa cómo los ojos azules permanecen fijos en la pared justo más allá de la cabeza de Monroe, la curiosidad de la rubia se detecta fácilmente más allá de su timidez, "Un lugar muy agradable. Cosas realmente geniales.

Sam sigue el camino de su mirada inquebrantable y trata de no reírse. Realmente lo intenta, pero algunas bocanadas errantes de oxígeno se escapan de sus labios. Los artículos vulgares no suelen afectarla, y tiene que admitir que las diversas exhibiciones en la pared apenas se registran en su mente. Ella le da un codazo suavemente al hombro de Kara, "Nunca antes has estado en un sex shop, ¿verdad?"

La rubia se sonroja escarlata y niega con la cabeza, fusionando su cuerpo más con el de Sam. El impulso de besar a Kara supera a Sam. Es difícilmente negable, por lo que cede fácilmente al capricho. Es ligero, tranquilizador y cariñoso. Sam disfruta de eso por un momento después de que se separan, sus labios aún hormiguean. Ella sabe que sería muy fácil recostarse; ella sabe que Kara probablemente también consideraría la idea. Se pregunta quién ha permitido que esto suceda. ¿El hecho de que ella pueda hacer esto? ¿Puede besar a esta hermosa mujer cuando quiere? Ella se recuesta.

"¿Quieres mirar alrededor? Puedo darte la gran gira de National Pleasure", ofrece Monroe mientras terminan de casarse con el último paquete, lo que efectivamente pone fin a la aturdida adulación de Sam y detiene sus planes para una muestra de afecto cariñosa cuestionablemente leve. "Te prometo que implica menos alusiones a Nicholas Cage de lo que piensas. De hecho , incluye cero, y desearía que alguien dejara de decirle a la gente en el club que tengo una tienda temática del tesoro nacional. Sam ."