3 - Cabañas

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-¿Mami encerio tengo que ir a esa excursión?

-Si mi amor, no puedes ser el único de la escuela que no vaya

-Pero no soy el único que no va ir

-Si, pero ellos no van porque no pueden, en cambio tú si puedes -Magda tomo la mochila del sillón, con todo lo necesario para que Rodri no pasará hambre en el camino al campamento -¿Listo?

-No -Salio corriendo a su habitación, tomando de la repisa un unicornio de peluche, regreso corriendo a la sala -Ahora si

-Rodri, cariño. No puedes llevarte al unicornio

-¿Por qué? -Abrazo al peluche

-Porque lo vas a perder

-No lo perderé, te lo juro

-Esta bien, pero recuerda que es lo último que dejó tu papá, no lo pierdas por favor -Suplico

-Si mami, no lo perderé nunca -Metió el unicornio a la mochila, colgandosela de los hombros -¡Listo!

-Ves como si querías ir -Rio

-Eso no es cierto -Exclamo enfadado

-Vamos, que se nos hace tarde -Dijo tomando las llaves de la mesa de centro.

El campamento de tres meses al cual asistía Rodri era para darle un descanso a los padres, un descanso necesario para Magda, el tener que cuidar de dos niños pequeños sin la compañía de su marido era complicado, tenía que trabajar y cuidar de ellos, contando con la ayuda de su madre.

En el camino al campamento, Rodri estaba inquieto, nunca antes se abia separado de su madre, siempre estaban juntos; salían juntos, comían juntos, jugaban, reían, soñaban y lloraban incluso. Esos meses fuera eran algo nuevo por su parte, pero para su hermana ya era costumbre, solo que está vez no iría ella, ella visitaría a unas tías, así que le tocó ir solo a él.

-Bien mi amor, llegamos -Rodri miro atraves de la ventana, viendo un autobús listo para salir en cuanto llegarán todos los niños -¿Sorprendido? -Rodri solo asintió -¿Que esperas? Ve

-¿Cuántos tiempo es? -Volteo con miedo en los ojos

-Solo son tres meses mi amor, verás que se te pasan rápido -Aseguro

-Solo tres, y ¿Que vamos a hacer?

-Jugar, correr y divertirse y mucho -Dijo animada

-Bien, pero vendrás por mi ¿Verdad?

-Si, como voy a ser capaz de abandonar esos ojos bellos. Ahora corre, horita te alcanzó

-¡Bien! -Bajo del coche en dirección del autobús, viendo cómo otros niños también se acercaban -guau, hay muchos niños -Se detuvo

-¿Que pasa chiquitín? -Pregunto unos de los asistentes -¿Te da miedo subir?

-Mmm -Rodri dió dos pasos atrás, retrocediendo lentamente

-No tienes de que preocuparte, es totalmente seguro. ¿Acaso no quieres jugar con los demás? -Rodri asintió -Pues sube, ¿Qué esperás?

-Si -Susurro subiendo finalmente al autobús, sentandosé en los primero dos asientos de enfrente -Oh, está cómodo -Miro atraves de la ventana, viendo cómo su madre se despedía de el con la mano -Adiós -Se despidió con la mano

-¿Están todos listos? -Pregunto el chófer con ánimos

-¡Si! -Gritaron todos los niños, a excepción de Rodri, que todavía tenía miedo

-Disculpa, ¿Me puedo sentar aquí? -Pregunto, Rodri solo volteó a verlo, era un chico un poco más alto que el, con un cabello lacio y unos hermosos ojos color café -¿Eh, estás bien?

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