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Capítulo Siete ／ Explosión
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—Hipogrifo. —Ivy llamó a la señora gorda que envió una mirada al grupo.
—No puedo creer que estoy aquí, —Scorpius murmuró mientras entraba en la sala común roja y dorada—, Si mi padre se entera de que estoy aquí-
—A nadie le importa un carajo tu padre Scorpius, ahora cállate. —Harlow respondió molesta por el comentario que Scorpius había dicho cien veces en los últimos cinco minutos.
Ivy se rió del comentario de su amiga cuando entró a la sala común. Había estado ahí un par de veces, pero nunca para una fiesta. Las paredes eran rojas con diseños dorados de todas las formas y tamaños. Gryffindors de todas las edades gritaban y vitoreaban mientras bebían cerveza de mantequilla, por supuesto, también se proporcionó whisky de fuego para los estudiantes mayores. Tenía que admitir que sabían cómo organizar una fiesta. La música resonaba desde la pista de baile donde todos estaban pasando el mejor momento de sus vidas, olvidándose por completo de las clases que tendrían a la mañana siguiente.
—¡Vinieron! —Una Rose borracha gritó mientras se dirigía hacia el grupo—. Allí hay cerveza de mantequilla, —dijo señalando hacia una mesa cerca de la pista de baile—. Pero solo pídanle a Fred un poco de whisky de fuego. Confíen en mí, libera el estrés.
Scorpius gruñó desde la parte de atrás del grupo—. ¿Podemos irnos? Necesito un baño, estoy empezando a oler como un maldito Gryffindor.
—Oh, bájate de tu ego, Scorpius, acabamos de llegar. —Daisy dijo acercándose a Fred con la esperanza de tomar un trago de whisky de fuego—. No sé ustedes, pero estoy aquí para divertirme.
—Concuerdo. —Harlow dijo siguiendo a la Hufflepuff.
Scorpius pronto se dirigió a quién sabe dónde, dejando a Albus e Ivy entablando una conversación. Había pasado un tiempo desde que tuvieron una conversación solo ellos dos debido a su apretada agenda. Había olvidado lo mucho que amaba hablar con su mejor amiga.
—No creo que entiendas Ivy, dudo que pueda tomar otra clase con la profesora Lovegood. —Albus dijo quejándose de la clase que había estado reprobando—. Uno pensaría que, dado que ella era la mejor amiga de mis padres, me pasaría, pero claramente no. ¡Le pusieron a Lily su nombre, por el bien de Merlín! Lo menos que podría hacer es pasar a su hijo. —Albus terminó con un gruñido.
