Elizabeth siempre deseó poder trabajar en el ámbito de la farándula, demostrando lo talentosa que es para el maquillaje, su gran oportunidad se presentó con el grupo de K-Pop más grande de la industria, lo que ella no sabía era que uno de los miembr...
Me habían dado una semana libre, así que estaba ansioso por decírselo a Eli, ella había estado trabajando también mucho, así que también le darían unos días, así que después de la grabación del RUN me fui a casa rápidamente.
Cuando llegue estaba puesta una canción Korn, no escucho cuando llegue, ella estaba en la barra de la cocina preparando un sándwich solo tenía puesta una camisa mía y calcetas largas, casi como una obra de arte, ver los muslos de elizabeth siempre me han puesto duro, y hoy no era la excepción.
Me acerque y la rodee con mis brazos por la espalda, al principio se espanto, pero se giró y me sonrió.
—Hola Kookie.
—Hola Eli—la apreté contra mi cuerpo —¿Qué llevas debajo de esa camisa?—se paro de puntitas para hablarme al oído.
—Solo mis pantys.
Masajeo su trasero por debajo de la camisa, ella comienza a subir la mía.
—¿Cómo le fue al señor de la casa?
Beso mi cuello de manera lenta, yo ya estaba bajando su ropa interior.
—Terrible, mi maquillista se tomó el día.
Seguíamos quitándonos la ropa.
—Que irresponsable, deberían despedirla.
Levanté su pierna para hundirme en ella de manera lenta, su espalda se arqueo dándome acceso a esos redondos pechos, mordisquee la piel de alrededor.
—No puedo despedirla—lamia sus duros pezones —ella me gusta mucho.
Levantó mi cabeza, los movimientos de mi pelvis no de detenían iban cada vez más rápido.
—Que precaria situación, que tú maquillista te domine —mordio mi labio —¿Es bonita?
La subí a la barra, volviendo a penetrarla de manera más constante.
—Es hermosa —me puse a besar su cuello —ademas es divertida y muy inteligente—sus piernas se aferraron a mi cadera —ademas su carácter uff —me sonrió de manera coqueta —es una diosa en todo sentido.
La tome del cuello para arremeter con más agresividad, sus manos se aferraban a la barra para poder tener la cadera a mi intera disposición, los gemidos reemplazaron las palabras, nuestros labios se unieron al placer del sexo.
—Jungkook mmmmh… más Jungkook
La levanté de por los muslos haciendo que su cadera quedara en el aire para hundir más mi polla en su interior, cuando sentí sus contracciones al llegar al clímax la acompañe vaciándome completamente en su interior, la abrace y bese su rostro de manera cariñosa.
—Esta semana seré todo tuyo.
—Toda tu vida serás mío grandísimo tonto.
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