2| parfum femme

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EREN

—¡Sí, sí, lo haces tan bien!— gimoteaba aquella chica que se encontraba en frente mío de espaldas, sujetando las sábanas con fuerza. — ¡Joder, amo tu polla!

La sujeté del cabello y comencé a jalarlo hacia mí, eso provocó más gemidos de parte de ella, claro que yo lo sentía pero había algo que no me gustaba. La manera en cómo gemía, era tan ruidosa, aquello me desorientaba, no lograba concentrarme, me quitaba las ganas de continuar. Bueno, creo que había quedado lo suficiente claro que esta mujer me disgustaba a pesar de tener un buen cuerpo.

Pare con las embestidas para separarme de ella y hacerla a un lado, me senté en el borde de la cama, ella se quejó al no poder sentir la sensación de estar al borde del placer y que sus paredes internas se contraigan, en cambio sus piernas comenzaron a temblar un poco por no poder llegar a ese bendito orgasmo, a esa sensación placentera.

—¿Qué ocurre? Vamos, mi lord, aún no hemos ni comenzado. —Sonrió de manera seductora mientras gateaba hacia mí, sus pezones rozaron mi espalda, sus manos fueron acariciando mi pecho, sus labios ya estaban tocando mi cuello.

—No lo hagas...— murmuré mientras ladeaba mi cuello, y sí, lo hizo, mordió mi cuello y dejó una marca allí.—...Vete por favor.

No se detuvo.

—Vete si quieres tu paga.

Y como era de esperarse paró, y se levantó, comenzó a vestirse y claramente estaba murmurando insultos hacia mí.

—Pidele las monedas al hombre rubio que está afuera en la puerta.

Ella se fué sin más que decir y yo me recosté en la cama, aún estaba desnudo, necesitaba remojarme, limpiarme.

Luego de unos minutos Armin había entrado a la habitación, mirando hacia cualquier lado que no sea yo.

—Al parecer ya se ha divertido lo suficiente señor, estuve averiguando sobre reservaciones para un próximo barco de vuelta a Inglaterra.

—¿Tan pronto? ¡Vamos Arlert! Tan solo espera aunque sea una semana, no quiero saber nada de Inglaterra por un tiempo, ¿Sí?

—¿Es acaso por el compromiso?

—No, realmente quiero a Historia.

Bueno, solo que no hemos cruzado palabra en meses, pero sí, la quiero.

—No veo el problema, mi lord.

—Cuando te comprometan con una mujer con la que no hablaste nunca en tu vida y lo único que sepas sea su apellido junto con cuánto dinero tiene en bolsillos, lo entenderás.

Él solo hizo un sonido con su boca, un "mmm" y no dijo nada más.

—Debería vestirse, mi lord, puede enfermar, es de noche y estamos frente al mar.

Luego de decir aquello Armin se había retirado de la habitación.

MIKASA

El sudor caía por mi frente, mi respiración no iba con una frecuencia normal y buena, sentía un nudo en mi garganta, quería levantarme de la cama, pero no lo lograba, apenas lograba pesañar, sentía un gran peso sobre mi cuerpo, como si alguien estuviera encima mío. Quería gritar, pero no lograba abrir mi boca.

Miedo, dolor y pánico. Tres sensaciones que estaba experimentando en este momento, las peores.

Mis ojos estaban abiertos, no había nada de luz, ni siquiera un poco de luz de luna, todo completamente oscuro.

El dolor en el pecho comenzó su gran aparición, logrando en lágrimas cayeran por el rabillo de mis ojos hacia mis costados y mojar las telas de la cama.

El Perfume De Su Piel | eremika | (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora