prólogo

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EREN

Sonreí al verla allí, con la mirada perdida, como si no se diera cuenta que es hermosa tal y cómo es, jugaba en el agua, ella se conforma con las cosas más simples.

—¡Tiene que venir, el agua parece mágica!— una hermosa sonrisa, como si volviera a ser una pequeña niña. Me acerqué a ella y la abracé por detrás, hundiendo mi rostro en su cuello, luego dejé un beso en su mejilla, sus manos comenzaron a acariciar mis brazos, podía jurar que estaba sonriendo.  —Me haces cosquillas.

—Y tú me haces felíz. Me haces sentir vivo. Me haces sentir amado...

Ella se soltó de mi abrazo por unos segundos, para girarse y mirarme a los ojos.

—Mi lord, ¿Me permite dejar un beso sobre esos hermosos y refinados labios suyos?

Sonreí.

—¿“Lord”?, no quiero ser una figura autoritaria para tí.

—¿Y qué es lo que quiere ser?

Silencio, me acerqué a su rostro y dejé un beso casto sobre sus labios.

—Tu esposo.

* * *

espero que disfruten de esta historia así como yo disfruto escribirla.

El Perfume De Su Piel | eremika | (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora