CAPÍTULO 43

205 20 8
                                    


- Hola –

- Gracias por venir, yo me siento... - Konohamaru se puso de pie, había dejado bien claro su situación, no tenía la intención de escuchar de nuevo más mentiras – no espera, lo siento, solo me alegra poder platicar contigo, siéntate por favor –

- Mira Sasori si acepte venir fue porque tú me insististe, pero si vas a hablar de algo que ya no tiene sentido mejor me voy –

- No, no, lo siento, ven pidamos un café –

Su corazón latía con fuerza, su estómago se estrujaba al escuchar la voz del dueño de su corazón, Sasori estaba feliz de poder hablar con el castaño, lo extrañaba tanto, cada día que pasaba dolía no tenerlo a su lado.

- ¿Qué tal Alemania? – tenía que romper con ese ambiente incomodo, quería aprovechar el poco tiempo que tendría con el castaño.

- Increíble, he aprendido mucho junto a Madara, las instalaciones del hospital son asombrosas –

- Me da gusto ¿ya no regresarás? – tenía miedo de escuchar la respuesta, era obvio que no lo haría al tener un novio de allá, uno que era de su edad y que, para Sasori, era mucho más apuesto que él ¿qué oportunidad tendría de nuevo?

- No lo creo, toda la familia de Bruno vive allá sería muy egoísta de mi parte pedirle que se mude lejos de ellos –

- Entiendo, me da gusto saber que estás bien –

- Y ¿Tú? –

- No, yo estoy solo por el momento –

- Oh – fue lo único que contesto el pequeño Sarutobi, estaba nervioso, le incomodaba la forma en que Sasori hacía vibrar su corazón.

- Konohamaru, sé que prometí no hablar sobre cómo me siento, pero es mi única oportunidad, sé que no hay posibilidad alguna contigo, pero no puedo callarlo – suspiro al tener la atención del menor, eso era buena señal – te extraño, no hay un solo día que no piense en ti, te amo tanto, y no sabes cómo me arrepiento de haber actuado como un completo idiota esa noche, porque me fui con Neji no para regresar con él, simplemente aclaré las cosas, perdóname, al menos dime que lo haces –

- Sasori no seas egoísta –

- Lo siento, estoy consciente que tú estás feliz, tienes una nueva vida en Alemania y yo no debería estropear las cosas, pero me duele tanto no tenerte, no despertar a tu lado en las mañanas, no recibir ese "dulces sueños" cuando voy a dormir – el pelirrojo no puedo evitar llorar, sentía que se quitaba un enorme peso de encima, al menos era sincero y quería aclarar l que hace tiempo no pudo. No se atrevía a mirarlo a los ojos, no quería que lo viera tan débil, sensible, así que solo se puso de pie – te agradezco mucho que hayas aceptado venir conmigo, esto significó mucho para mi – después de dejar algunos billetes en la mesa, caminó a la salida, ya no iba a tener el valor de verlo sin tener el impulso de abrazarlo y no dejarlo volver a Alemania. Salió de esa cafetería con el corazón roto, despidiéndose del amor de su vida para siempre, dejándolo ser libre.





-¡¿Ese imbécil dónde está?! – Deidara cortó la llamada, tenía rato intentando comunicarse con su pequeño amigo pelirrojo

- ¿Qué pasa bebé? – Hidan abrazó a su esposo, estaban en el hospital, tenían unos minutos de descanso, había sido un día bastante accidentado - ¿necesitas que tu macho te haga sentir feliz? – dijo mordiendo el cuello del rubio.

Mi Doctor favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora