Epilogó

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Me dio mucha tristeza despedirme de Busan, sabía que posiblemente nunca regresaríamos, al menos no en muchas décadas, hasta que los Kim no recordaran a nuestra familia o fuéramos una mera superstición.

Cho Hee y Hyuna no dejaban que me moviera, ni siquiera me permitían poner un pie en el suelo para ir al baño. Jin llegó a enojarse tanto un día que les gruñó, solo de recordarlo hace que la piel se me ponga de gallina.

—Es mi bebe, por lo tanto...—le siseó a Hyuna cuando estaba diciendo que sería extraño ser como una abuelita para mi hija—la única que puede decir eso es Hye Sun—siguió entretenido escogiendo las prendas de ropa que estábamos ordenando a una tienda, como si no hubiera dicho nada.

No recordaba mucho de ese momento debido a que estaba borroso y enfangado por mis débiles sentidos humanos.

Lo que si recordaba con claridad era la adoración con la que Jungkook me trataba mientras estuve embarazado, como se sentaba y apoyaba con delicadeza su cabeza sobre mi vientre, hablándole y tarareándole a Sun Ah quien se movía mucho cada vez que escuchaba a su padre. Era uno de mis momentos favoritos para recordar de cuando era humano.

Otro momento que atesoraba era nuestra boda en cuanto Jungkook me sugirió que nos casáramos lo más pronto posible, la casa se convirtió en un hervidero de actividades y planes.

Estaba realmente sorprendido de ver un vínculo creciendo entre Yeo Jin y yo, teniendo en cuenta como inició nuestra relación y los sentimientos que ella le profesó a Jungkook por tantas décadas, Jin parecía no haberle perdonado aun lo que sucedió a principios de año, por mucho que Yeo Jin se esforzara, no podía minar las defensas de la sobreprotección de mi segundo padre.

Incluso Jungkook había tenido una acalorada discusión con Jin sobre su sobreprotección hacia mí, ese día.

—No tienes por qué ser tan grosero, Seokjin. Ni siquiera quieres dejar acercarse a Taehyung y sabes que es el mejor amigo de Jimin. Te recuerdo que Jimin pronto será mi esposo y él bebe es mío—le siseó y Jin se agazapó.

—Pero él es mi bebe... —le siseó de regreso—El hecho que tú lo hayas dejado embarazado a los diecisiete años solo prueba una vez más lo inmaduro e irresponsable que eres.

—Jin...—lo censuré, levantándome sobre mis codos.

Ambos me miraron sobresaltados, pensando seguramente que estaba dormido y que podían discutir con tranquilidad.

—Jimin, amor. Vuelve a dormir, cariño. No debes agitarte, debes descansar—Jungkook me obligó a volverme a recostar en la cama.

Cuando me estaba preparando para poner los puntos sobre las íes, Hobi entró en la habitación con Namjoon quien se llevó a Jin. Hobi hizo que me volviera a dormir alegando que necesitaba todas mis fuerzas para el día siguiente.

Las atenciones que me proporcionaron cuando desperté el día de la boda fueron ridículas, no me dejaron ver a Jungkook durante todo el tiempo en que Taehyung, Jin, Yeo Jin, Hyuna y Hye Sun se encargaban de arreglarme. Siempre pensé que estaría nervioso, el día de mi boda como decían todos los novios, pero la realidad era que estaba sereno y tranquilo, Jungkook era mi destino y hoy me uniría a él dando un paso más a nuestra eternidad.

Jin había rizado mi cabello. El aroma de los jazmines, astromelias blancas, fresias y rosas flotaba por toda la casa envolviéndome en una nube de felicidad.

Hye Sun entró trayendo un estuché de raso azul, en sus ojos brillaba la emoción, tras ella a los pocos segundos apareció Joo Won.

—Hijo, quiero entregarte esto. —la voz de Hye Sun contenía mucha emoción—fue el primer regalo que me dio Joo Won—abrió la caja mostrando un intrincado collar de diamantes en forma de corazón—jadeé a la magnificencia de la pieza.

El corazón de Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora