Más de un mes había pasado desde nuestra estancia en Busan; en todo este tiempo traté de asimilar todo lo que había sucedido; la enfermedad de mi padre, la confesión de mi madre...
Un cúmulo de verdades y confesiones que aún trataba de digerir, sobre todo la cuestión de mi padre biológico. Intenté ponerme en el lugar de mi madre; yo también me vi embarazado y solo... y ella aguantó y calló mucho, por no contradecir y enfadar a mi padre... pero podría haberme entendido, había pasado por lo mismo que yo... y por mucho que la relación con ella esté mejorando, todavía no podía olvidar ciertas cosas y actitudes que sufrimos Yoon Gi y yo en nuestra infancia... precisamente, los que menos culpa teníamos, éramos los que más habíamos sufrido.
Cierto es que ahora la relación era cordial, tirando a buena. Hablaba con ella una vez a la semana, para ver cómo iba mi padre, y ella para estar pendiente de mi próximo parto y de cómo estábamos los tres. A mi hermano todavía le costaba hablar con ella de manera educada y calmada, pero poco a poco lo iba consiguiendo.
El ruido del agua hirviendo me devolvió a la tierra. Estaba preparando unos espaguetis con salsa boloñesa, comida favorita de Jisoo, por cierto. Apenas me faltaban tres semanas para salir de cuentas, y ya no sabía dónde meter mi redondo y enorme vientre. Debido a lo avanzado de mi embarazo, había tomado la baja laboral, aconsejado por todo el mundo, que ahora, a cada movimiento que hacía, ya los tenía pegados a mi como lapas.
Eché la pasta en la olla y me dispuse a buscar el orégano, cuándo Jisoo entró en la cocina, empujando su carrito de bebés, obviamente de juguete, con dos de sus muñecas dentro.
-Mia papi, los bebés mimen- me señaló a las muñecas, que las llevaba tapadas.
-¿Están durmiendo?; pues entonces no hay que hacer ruido- le dije poniéndome un dedo en los labios y bajando el tono de voz. Sonreí mientras ella asentía, llevándose su dedo a la boca.
-¿El bebé gande mime?- me susurró, señalando mi vientre con su manita.
-Pues...- busqué movimiento, pero ahora estaba de lo más tranquilo, cosa rara -sí, está dormido- asentí con la cabeza. Una cosa tenía clara, sería un Park de los pies a la cabeza... terco... o terca, porque seguíamos sin saber qué era, además ahora apenas podía moverse y cambiar de postura, de modo que, tras la última visita al obstetra, al volver de Busan, desistimos por aburrimiento.
Finalmente, Eun Ha y yo decidimos pintar la habitación de un color verde clarito, así servía tanto para niño o para niña. La franja de la habitación era muy graciosa, con animales. Por lo menos si era niña ya tendría la ropita... como fuera niño, ya me veía a Jin, Taehyung y Eun Ha ir corriendo a las tiendas, porque preferí no arriesgarme y no comprar mucha; lo poco que compré eran bodys y pijamitas unisex, con gorritos y manoplas blancos y amarillos. Aparte de eso, todo estaba preparado para recibir al nuevo miembro de la familia.
-Papi, ¿cando vene papá? - preguntó mi pequeña. Iba a responderle, pero oí el ruido del motor del coche.
-Pues acaba de llegar- le dije, tomándola de la mano y saliendo al recibidor. Nada más abrir la puerta, corrió a los brazos de Jungkook.
-¡Oa pá!-.
-Pero si está aquí la princesa de la casa- dijo levantándola y elevándola por encima de su cabeza. Ella río, agarrando su pelo en sus puñitos.
-¿Has jugado mucho?- le preguntó, todavía con ella en brazos. Asintió con la cabeza, mientras se acercaban a mi posición.
-¿Y para el príncipe no hay beso?- pregunté con una sonrisa inocente.
-Hummm... creo que papi está celoso- le dijo a mi niña dijo con burla; me dio un pequeño beso, que devolví gustoso.
-¿Qué tal el día?- le interrogué camino de la cocina.
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Cuidando un corazón - Kookmin
FanfictionMiraba distraído por la ventanilla del avión, mientras las horas del viaje iban pasando. Dejaba atrás mi vida entera, para poder huir de las constantes peleas y reproches de mis padres, deseando poder encontrar un poco de paz, dedicarme a mi vocació...