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—¿Esperas a alguien?

Seonghwa miraba al adorable chico de ojos brillantes sonriendo. Parecía un niño que perdió a su mamá. No pudo evitar sentir su corazón dar un giro de 360° al notar el ligero puchero que adornaba los labios del chico.

—Oh, sí... Yo... Espero a un amigo.—Respondió Wooyoung tímido, jugando con sus deditos.—¿Puedo preguntarte algo?—Miró a Seonghwa a los ojos, este asintió.—¿Qué hay arriba?

Seonghwa miró el lugar que Wooyoung apuntaba con su dedito, las escaleras. El rubio sonrió antes de responder.—Habitaciones.

¿Habitaciones? Wooyoung abrió sus ojitos brillantes.

—Cuando no hacen fiestas, ¿le dan hospedaje a la gente de la calle?

Eso le parecía adorable a Wooyoung, estaba seguro de que Dios tenía muchas bendiciones para aquella familia.

—Oh, no, no... Habitaciones para... Ya sabes.—Habló Seonghwa, dejando a Wooyoung confundido.—A veces... La gente viene aquí y... Conoce a alguien, entiendes...—El de lunares inclinó su cabeza, aún confundido. Seonghwa suspiró y sonrió sincero.—¿Tu amigo está ahí arriba?—Wooyoung asintió.—¿Cómo se llama?

—San...

—¡Oh, San! Ay pequeño...—El rubio miró al chico con un poco de pena. Entendía que era la primera vez del pequeño en un lugar como ese, no sabía que estaba pasando.—Conozco a San. Y créeme... Es capaz de quedarse ahí arriba hasta que amanezca.—Pudo ver como los brillantes ojitos de Wooyoung se apagaban.—¿Cómo te llamas?

—Wooyoung...

—¿Quieres ir a casa, Wooyoung?—El chico asintió haciendo un puchero con sus labios inconscientemente.—Puedo llevarte, si quieres.

—Pero San...

—No te preocupes por él, le diré que yo te dejé en tu casa y que estás a salvo.

Wooyoung dudó por un segundo, normalmente no dejaría que un extraño se le acerque así, pero el rubio tenía algo distinto, su vibra era distinta. Luego de meditarlo un poco, finalmente asintió. Quería ir a casa... Quería ir con su mamá.

Seonghwa lo tomó con delicadeza de la mano, como si de un muñequito de porcelana se tratase, y caminó con Wooyoung detrás hasta la salida, para luego dirigirse a su auto. Abrió la puerta para el chico y lo ayudó a subirse. Se apresuró a subirse él también. Una vez dentro se aseguró de que su acompañante tenga puesto su cinturón. Le pidió la dirección de su casa y arrancó el auto.

—Dime Wooyoung... ¿Fue tu primera vez en un lugar así?—El chico asintió.— ¿Te divertiste?

—Para ser sincero... No.— Soltó una pequeña risa, que hizo que el corazón de Seonghwa estalle. Para el rubio, Wooyoung era un chico muy adorable y lindo, sentía que debía protegerlo.

—Comprendo... No todos tenemos los mismos gustos. ¿Qué cosas te gusta hacer?

—Yo... Me gusta...—Wooyoung se sentía un poco avergonzado, no quería que Seonghwa se aleje de él por ser aburrido. —... Me gusta ir a la iglesia.

—Oh...—Seonghwa sonrió, notando el sonrojo del chico.—Tengo un amigo que también va... Yo fui un par de veces, fue lindo.—Los ojitos de Wooyoung recuperaron su brillo.— Bien, ya llegamos.

Seonghwa estacionó frente a la casa de Wooyoung, asombrado por lo inmensa y poderosa que era esta. Wooyoung abrió la puerta con cuidado, antes de poner un pie fuera del auto, escuchó la voz de Seonghwa.

—¿Me das tu número?

(...)

—Debo irme, me esperan abajo.—Dijo el chico mientras se ponía su chaqueta, dejando a su compañero solo en aquella fría habitación, sin darle paso a decir ni una sola palabra.

Egoist || Woosan (REMAKE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora