Egoist || Woosan (REMAKE)

PRÓLOGO

"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni hombres que tienen propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios."

—¿Por qué deseas tanto llegar al Mundo de los Cielos cuando yo mismo puedo demostrarte que el infierno es muchísimo más deleitable?

El ser humano lleva años reprendiendo sus ganas de pecar. Seamos realistas, todos en algún momento deseamos con nuestro corazón llevar a cabo un acto pecaminoso.

Existen personas que hicieron caso a sus deseos, cayendo en un pozo lleno de prejuicios sobre ellos mismos, sus almas y cuerpos pudriendose lentamente cada vez que recuerdan como desobedecieron la palabra de Dios.

Pero... ¿Está tan mal ser un poquito pecador cuando el mismísimo Lucifer se presenta ante tí con su belleza inundando todo tu ser?

Sus ojos, los cuales parecen conocer los más oscuros secretos de tu alma, que a su vez son capaces de brillar cual constelación de estrellas. Sus labios, quienes te torturan meciéndose por cada rincón de tu cuerpo, llevandote al paraíso. Sus dedos que te hacen estar un poco más cerca de Dios, casi tocando su piel.

Pobre alma perdida, cayó ante los encantos del que alguna vez fue el ángel más hermoso.

Su cerebro recordándole a diario la tortura que debería vivir en el infierno, ardiendo entre almas corrompidas como la suya. Ardiendo como alguna vez ardió estando cerca de su perdición.

Su corazón, quien era más grande que cualquiera de sus sentidos, hundiéndose cada vez más y más en lo profundo del templo de Satanás, dispuesto a pelear con cualquiera que se metiera en su camino al cielo.

Pobre alma, pobre niño, pobre Wooyoung.

Pero... ¿El sacrificio de Nuestro Salvador sería en vano si no cometieramos pecado un par de veces?

Porque Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio.