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San y Hongjoong habían pasado toda la tarde juntos, jugaron, comieron, pasearon. El bajito hizo hasta la imposible para que San se sienta mejor, es por eso que no pudo negarse cuando el chico le pidió casi de rodillas que no lo deje solo esa noche. Y ahí estaba, acariciando los cabellos de San mientras este dormía sereno. Sonrió al recordar cuando solía hacer aquello tiempo atrás. Se detestaba por arruinar todo con San. El chico era el amor de su vida y él lo dejó por unas estúpidas creencias.

—¿En qué piensas?

Se sorprendió al escuchar la voz del chico, pero se relajó al instante cuando San lo miró a los ojos. Continuó acariciando su cabello mientras el chico de ojos gatunos se acomodaba para recibir las caricias de mejor forma.

—Sannie tú... ¿Lo amas?

—Pasé muchas mierdas con ese chico... Pero sí, lo amo, y odio hacerlo.

—También pasaste mierdas conmigo...

San lo miró y acarició su mejilla dulcemente.

—Escondernos de tus padres no es lo mismo que mandar a matar a un hombre...

—¿¡Que hiciste qué!?

El chico soltó una pequeña risita y en un rápido movimiento cambió las posiciones, dejando a Hongjoong atrapado entre sus brazos.

—No quiero ilusionarte...

—Ya San... No lo haces. Sé que amas a ese chico y... Aunque voy a intentar que vuelvas a amarme a mí, no te obligaré a nada.

San suspiró y se permitió pensar por un momento.

Wooyoung lo odiaba. Wooyoung ya tenía a alguien más. Wooyoung ya era feliz... Él también merece ser feliz. Hongjoong lo hacía feliz.

«Pero no puedes obligar a tu corazón a amar a alguien más, idiota.»

Toda la razón. Pero no obligaría a ninguno de sus órganos a hacer nada. Dejará que las cosas fluyan solas. Que el destino decida. Y si el destino quiere que vuelva a tener una historia de amor con Hongjoong, que así sea.

(...)

Wooyoung dormía en el sofá.

Digamos que a Sunmi no le gustó mucho saber que su sobrina tenía marcas en su cintura por culpa del chico que se hospedaba en su casa.

Se removió incómodo en el pequeño mueble. De aquí, para allá. Cambiando de posición cada dos segundos sin lograr encontrar una cómoda... O al menos decente. Volteó a mirar el techo y suspiró sonoramente. Cuando menos lo esperaba, ya tenía lágrimas corriendo por sus mejillas. Se sentía del asco. Extrañaba a su madre. A sus amigos... A San. Extrañaba su vida.

Le dolió tanto ver al chico de sus sueños con alguien más que su estúpido cerebro lo llevó a tomar una decisión equivocada. Ahora Jihan estaba lastimada por su culpa y, tal vez, San y ese chico se estaban burlando de él.

Limpió sus lágrimas bruscamente y talló sus ojitos.

—¿Qué demonios?... Soy Jung Wooyoung, y si quiero mi vida devuelta la voy a tener.

(...)   

Jongho y Chaewon jugaban un aburrido juego de cartas mientras San se distraía en su celular. Ese día la hora del descanso era mucho más aburrida. Parecía que todos los alumnos estaban al borde de la muerte.

—¡Jongho, así no se juega!

—¿¡Tú que sabes!?

—¡Yo te enseñé a jugar!

Egoist || Woosan (REMAKE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora