"Azúcar y árbol"

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— ¿Mucho trabajo hoy?—. Una linda rubia se sentó a su lado, ya la había visto en otras habitaciones limpiando, pero olvidó su nombre.

— Creo que estamos igual—. Ella alzó la canasta llena de ropa sucia y río.

— Ni te imaginas cómo están los demás, siempre ensucian mucha ropa en los viajes—. Ella sonrió cuando vio a sus compañeros acercarse a las lavanderías.

— Louis —la más joven de las muchachas se acercó a ellos—. Alicia—. Ella cantaba sus nombres y mencionaba a cada persona que ahí se encontraba, todos la miraron divertidos, porque si la chica estaba feliz solo podía significar una cosa.

— !Chisme y de los grandes! —Ella gritó y cantó, todos empezaron a silbar para demostrar su curiosidad.

Louis ya se había acostumbrado, desde pequeño creció en ese bello castillo, era hijo de una lavandera común, cuando cumplió la mayoría de edad logro ascender a un puesto más alto y llego a servir para los monarcas, seguía siendo un lavadero, pero tenía mejor paga y solo lavaba ropa fina y de buena calidad.

Así se podía resumir el final de sus horas laborales, una pileta en la que se intercambian los mayores rumores y chismes que tenía el palacio.

— Habla chica, que me tiemblan las manos—. Insistían.

— Espero que sea bueno—. Advirtió un chico blanco como la nieve, era el encargado de lavar la ropa de los más pequeños.

— !Ya suelta!—. La cocinera que se solía escaparse de sus deberes para estar al día con todo hablo más alto para apresurar la información.

— !No grité! Ya, Louis está con alguien—. Soltó como si nada y se cruzó de brazos, ignorando el color pálido de la cara de su compañero y todas las miradas que se posaron en él.

— No... Puede... !Ser!—. Todos empezaron a gritar emocionados y Louis con las mejillas muy sonrojadas, solo lavó más rápido la ropa que le quedaba para poder irse.

— Mi Lou, al fin te conozco alguien amor—. La cocinera, amiga de su madre, le habla con cariño, pero Louis podía notar que con algo de molestia, pues ya estaba en edad para conocer a alguien y nunca había mostrado interés por nadie.

— Es ese soldado que no deja de verte—. Otra chica aplaudió como si lo supiera, Louis solo negó con una sonrisa.

— Tía Maggie...—. Le dijo a la cocinera para que no hiciera ningún escándalo, ella conociendo a Louis se acercó a acariciarle su cabello y se fue guiñándole, eso hizo que Louis riera, ella era tan extraña.

— Niños no se tarden mucho, vayan a descansar que mañana no tienen que venir—. Se despidió de todos, bueno, eran casi sus hijos, ella los crío juntó a sus madres en el palacio, eso explicaba el respeto que todos los jóvenes le tenían y así mismo el gran amor que le demostraban, despidiéndose cada uno de ella educadamente y asintiendo a sus palabras.

— Descansa tía Maggie.

— No te acabes todas las botellas—. Los chicos empezaron a reír cuando ella sin voltear, alzó su mano derecha en un puño y levantó su dedo del medio.

— Louis, es el rey verdad—. Eso lo dejo sin palabras y tosió por reír antes.

— ¿Y eso?—. Preguntó la más jóven.

— No lo han visto, siempre intenta espiar la puerta del palacio cuando el rey sale a entregar una carta para que la vayan a entregar—. Todos lo miraron con una sonrisa cuando la cara roja de Louis delató que lo habían descubierto, la verdad esperaba que sus propias acciones delataran su romance y no tener que pasar por la vergonzosa situación de reunir a todos y contar su secreto.

"Secreto de palacio" -Larry O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora