Espada y arcilla [Mayictor]

V. amigos

Mayo cerró los ojos por el susto y se aferraba a la liana en sus manos. No había esperado ser tirado a la copa del árbol. Al escuchar las risas de su amigo abrió los ojos lentamente mientras notaba como la velocidad de la liana disminuía. Habían alcanzado una especie de plataforma de madera en las ramas mas altas del árbol de dónde se podía ver toda la polis y parte del bosque. -Que es esto?- Preguntó el pelinegro al pisar la plataforma. -Es algo como... un escondite.- Dijo Victor caminando por el lugar hacia una mesa. -Un lugar donde puedes pasar el tiempo sin que alguien te moleste.- Mayo iba caminando por el lugar observando los pequeños detalles que había.

-Pasas mucho tiempo aquí?- Preguntó al ojiverde mientras fijaba su mirada en un nido de pajaritos que estaba unas ramas sobre él. -Todo el tiempo que puedo.- Contestó acercándose a su amigo. -Pero... no tienes que trabajar o ayudar a tus padres?- Preguntó Mayo dándose la vuelta para verlo. -Bueno... eso es muy complicado...- Contesto Victor desviando la mirada. -Soy muy listo. Seguro lo voy a entender.- Dijo entonces el peli negro acercándoselo unos pasos. -Es una larga historia!- Intento salvarse alejándose un poco mas de el. -Tengo tiempo! Puedes tardar toda la noche en contar tu historia.- Victor notaba que Mayo no pararía de preguntar y si se alejaría aun mas, se acercaría demasiado al borde de la plataforma y se caería.

Victor dudó en responder pero al ver la mirada decidida de Mayo, se rindió. Veía algo en el pelinegro que le obligaba a decirle la verdad. -Bien.- Dijo entonces sentándose en el borde de la plataforma. Desde ese lugar se podía ver el campo, la polis, el bosque, las estrellas, asta se podía ver un poco del mar! Helio ya había terminado su viaje con el sol y Nix cubría el cielo para que su hija Hemera descanse. Ahora era el turno de Selene para viajar por el cielo. En las casas de la polis ardía fuego para iluminar los cuartos y cocinar.

-Ves todas las luces que provienen de la polis?- Mayo asintió sentándose a su lado. -Las luces mas grandes son de las casas de los mas ricos.- Por supuesto que los mas ricos también podían pagar mas iluminación. -La casa de mi padre es una de esas.- Mayo se sorprendió al escuchar eso. Por supuesto que Victor estaba muy entrenado si su familia podía pagar profesores que le enseñan a pelear. También explicaría porque tiene tanto tiempo libre. -Pero... Entonces tu te escapas de tu casa?- El ojiverde asintió. -Y tu padre? El no te busca?- Victor sonrió. -Bueno... No soy el único que se escapa de casa. Toda mi familia lo hace unos días junto con un esclavo de confianza.-

-Que raros son.- Dijo Mayo riendo. -Tantas personas desean poder tener sus lujos y ustedes se escapan de ellos.- Al escuchar eso también Victor se rió. -Si lo dices así, de verdad suena ridículo!- Los dos se reían e inconscientemente sus brazos se toparon. Primero no lo notaron pero después de unos momentos Mayo se alejó con lagrimas cubriendo esa parte del brazo. -Oye, que tienes?- Preguntó Victor algo preocupado. El pelinegro quitó su mano dejando ver una mancha roja parecida a una quemadura. -Que es eso?!- Preguntó Victor preocupado. -No lo se... Siempre me pasa si tengo contacto físico con una persona por demasiado tiempo. Solo con mi familia no.-

El ojiverde se alejó un poco temiendo de lastimar a su amigo otra vez. -Te duele mucho?- El pelinegro asintió observando su brazo cual lentamente otra vez tomó su color original. -Lo siento. Yo no sabia...- Dijo Victor disculpándose. -No es tu culpa. Yo no me di cuenta...- Los dos volvieron a sonreír y se relajaron un poco. Recién ahí realizaron que ya era muy oscuro y los dos deberían buscar un lugar donde dormir ya que en el árbol no había mantas y era demasiado frio.

-Tu te vas a casa para dormir?- Preguntó el peligro. -Esta vez no.- Respondió su amigo levantándose y dirigiéndose a la liana. Los dos bajaron y se dieron cuenta de que casi no se veía nada. -Con esta oscuridad es demasiado peligroso volver a la polis...- Dijo Victor intentando orientarse en algo. -Puedes venir conmigo si quieres.- Continuó con una sonrisa aunque sabia que Mayo no la podía ver. El pelinegro sí podría ir a su casa sin peligro. Él se podía defender y tenia poderes increíbles pero seria algo raro ir solo fingiendo ser un mortal. Ademas Mayo disfrutaba de la compañía del ojiverde.