-Mayo, siento mucho lo que te hicieron.- Dijo Victor todavía sentado en el piso. -Hay algo en que te pueda ayudar?- El pelinegro intentaba levantar la cabeza, pero apenas pudo abrir sus ojos. Todo el camino al palacio real con el contacto de los guardias le había costado mucha energía. -Agua...- Era lo único que podía decir. -Necesito... enfriar las... quemaduras.- Victor reaccionó al instante. Se quitó la capa roja que traía sobre la túnica y envolvió a Mayo en ella. Así lo cargó sin que le haga aun mas daño. Rápido corrió por el palacio asta llegar al baño.Todos los sirvientes con los que se cruzaba no entendían qué pasaba. Porque el príncipe cargaba un desconocido por el palacio y no dejaba que nadie más se acerque? Unos esclavos lo siguieron asta el baño, pero Victor cerró la puerta y no podían entrar. Dentro había llenado una tina con agua fría. Con cuidado mentó al pelinegro con todavía toda su ropa puesta. Victor no decía nada. Solo esperaba que su amigo despertara y que estaría mejor mientras que observaba como las manchas rojas en su piel desaparecieron con el tiempo.
Después de que Mayo ya se había recuperado un poco, abrió los ojos. Al principio Victor no lo notó. Había apoyado su cabeza en el borde de la tina, rezando. El pelinegro sonrió. Se movió un poco rozando la mano del ojiverde que estaban en el agua. Al sentir eso Victor levantó la cabeza de inmediato. Vio cómo su amigo sonreía y no pudo contener sus lagrimas. Se sentía culpable por lo que había pasado. Pero sabía que no puede cambiar el pasado.
Mayo acarició su cabello y le secó las lagrimas. -Estoy bien.- Dijo con voz calmada. Pero Victor se apartó de inmediato. -No quiero lastimarte...- El pelinegro solo reía un poco y volvió a agarrar la mano de su contrario. -Estoy en el agua con la mayoría de mi cuerpo. No me pasará nada.- En cuando Victor escuchó eso, se trió a la tina de inmediato. El agua salpicó por todo el cuarto y todas sus prendas se mojaron. Pero en ese momento no le importaba.
Solo abrazó a Mayo fuertemente sin querer soltarlo. Sentía el contacto de su piel y lo suave que era. Los próximos minutos solo se quedó así sin poder hablar mientras que los dos disfrutaban la experiencia. Nunca se se habían imaginado que un simple abrazo se podría sentir tan bien. Pero en un momento tenían que separarse para salir de la tina. Los dos estaban mojados y necesitaban cambiarse. -Ven con migo. Vamos a buscarte algo que te puedas poner.- Dijo el ojiverde con una sonrisa antes de que los dos salieron del baño.
Victor caminaba por los pasillos del palacio mientras que Mayo lo seguía, impresionado por cómo se veía todo. Por supuesto que ya había visto palacios mas grandes y lujosos, pero igual le sorprendía que los mortales eran capaz de hacer algo así de hermoso. Finalmente los dos entraron en uno de los dormitorios del palacio. Otra vez el pelinegro admiraba la habitación mientras que Victor buscaba algo que podían ponerse.
Los dos se cambiaron y quedaron sorprendidos de cómo lucía el otro. Victor llevaba otra vez una túnica blanca junto con una capa roja qué le hacía lucir muy elegante y las joyas que traía lo reforzó. Mayo por su parte llevaba una túnica blanca con bordados de animales y un broche que Victor le había dado. El pelinegro estaba muy inseguro por su apariencia pero su amigo no encontraba palabras como para describir lo que veía.
-Tu... tu... te vez... hermoso.- Dijo después de un tiempo mirándolo. -Nunca había visto algo así! Tu belleza es incomparable!- Mayo sabía que esas palabras eran provocadas por su aura divina, pero igual se alegró. Entre los dioses seguía siendo un promedio y nunca esperaba escuchar algo así de alguien. Pero entre los mortales sí podía ser considerado bello. -Gracias...- Era lo único que podía decir. Lo que veía en ese momento era demasiado para el. -Tu también te vez... bien.- Mayo sabía que eso era mentira.
Victor no solo se veía "bien". El pelinegro pensó ver un ser con sangre divina. Un ser que le hacía competencia a los dioses más hermosos que había visto durante toda su vida. -No mientes!- Dijo el ojiverde riendo. -Se que me veo ridículo así.- -Es la verdad.- Contestó Mayo tan sincero, que Victor sabía que no era una mentira. Pero también notó lo cansado que estaba su amigo.
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Espada y arcilla [Mayictor]
FanficHace miles de años la diosa de la belleza le fue infiel a su marido. Cuando ese se dio cuenta, su esposa y su amante tuvieron que abandonar el Olimpo. Los dos rechazados les hicieron una profecía a los dioses que decía que uno de sus hijos iba a des...