Iris se mordía el labio y Mayo notaba que estaba insegura. -Es muy importante.- Dijo la diosa desviando la mirada hacia la ventana. -Seguro que estamos solos?- El joven herrero no entendía porque Iris no quería llegar al grano. -No hay nadie aquí. Ahora me puedes decir que quiere mi padre?- La diosa suspiró y comenzó a contar. -Hefesto dice, que se tiene que quedar en el Olimpo por un tiempo indefinido. Dice que solo tienes que hacer los trabajos mas necesarios y que no necesitas hacer los trabajos de los dioses. El los hará en su herrería.-El pelinegro estaba confundido. Si su padre necesitaba mas tiempo en el Olimpo no tenía que mandar a Iris para decirlo. Solo se hubiera podido quedar sin dar explicaciones. Pero antes de que Mayo podía preguntar, la diosa continuó hablando. -Dice, que surgieron unos problemas y están intentando solucionarlos. No sé de que exactamente se trata, pero es un peligro y debes tener cuidado.- Con cada palabra que Iris decía, Mayo se confundía mas.
-Como se supone que me debería proteger de algo que no sé que es?- Preguntó sin entender lo que su padre quería de él. -No se... Creo que Hefesto dijo algo como "Si él te llega a lastimar, nunca me lo perdonaría".- El pelinegro no sabía cómo interpretar lo dicho. -Entonces se trata de una persona?- La diosa no sabía que responder. -Eso creo? También pudo decir otra cosa. No lo entendí muy bien y no creo que me lo dijo a mi.-
-Y ahora que se supone qué debo hacer?- Preguntó el joven herrero. -No lo se.- Contestó Iris. -Creo que sería lo mejor si te alejas de personas que podrían ser peligrosas.- Eso le pareció lógico al pelinegro. -No creo que eso sea demasiado difícil. De todos modos casi nadie quiere hablar con migo.- Una triste realidad que ya había aceptado hace tiempo. -Si quieres me puedo quedar asta que tenga un nuevo mensaje que entregar.- Ofreció la diosa con una sonrisa amable.
Pero antes de que Mayo podía contestar, escuchó como alguien tocaba la puerta de la herrería. La persona no paraba de tocar y lo hacía cada vez mas fuerte. Así que el pelinegro se fue de la habitación y abrió la puerta lo mas rápido posible. Antes de que el joven herrero podía decir algo, una persona con un abrigo entró a la herrería presionándose contra la pared mientras que intentaba controlar su respiración. Mayo no sabía cómo reaccionar ante la situación.
Miró a la persona que había entrado a su casa y cuando esa se quitó la capucha, lo reconoció. Era Victor, quien estaba huyendo de los guardias que patrullaban las calles. Al ver eso el pelinegro rápidamente cerró la puerta. -Gracias por salvarme!- Dijo el ojiverde con una sonrisa. Pero antes que Mayo podía contestar, alguien entró en la habitación. -Que pasó? Porque cerraste la puerta de golpe?- El pelinegro no sabía qué decir. No había esperado que Iris era lo suficiente irresponsable como para salir de la habitación sabiendo que alguien había tocado la puerta.
-Oh, hola!- Dijo la diosa al ver al ojiverde. Había cambiado su apariencia a la de una niña de tal vez diez años, con cabello café claro y ojos azules. -Hola pequeña.- Dijo también Victor con una sonrisa y haciendo una pequeña reverencia. Mientras no estaba a solas con Mayo, debía guardar la apariencia de un pobre. -Tu hermanita, Mayo?- Preguntó al pelinegro mientras se quitaba el abrigo. -Emm... De echo- El joven herrero no pudo terminar la frase. -No, Mayo y yo no somos hermanos. Nuestros padres son amigos y me dejaron aquí mientras están de viaje.- Contestó la diosa rápidamente.
-Mi nombre es Kore.- El ojiverde tomó su mano y la besó. -Kore, la chica virgen. Lindo nombre.- Dijo con una sonrisa. -Mi nombre es Victor.- Se presentó a la diosa. -Victor... Tu nombre no es griego, cierto?- Dijo Iris, "Kore", curiosa. -No, el nombre viene de la región lacio en Italia. Mi madre me contó, que uno de mis ancestros era de ese país.- La diosa parecía fascinada por un nombre tan desconocido en el país. En ese momento Victor volteó y miró al pelinegro. -Y tú, Mayo?- Preguntó curioso. -De donde viene tu nombre?-
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Espada y arcilla [Mayictor]
Fiksi PenggemarHace miles de años la diosa de la belleza le fue infiel a su marido. Cuando ese se dio cuenta, su esposa y su amante tuvieron que abandonar el Olimpo. Los dos rechazados les hicieron una profecía a los dioses que decía que uno de sus hijos iba a des...