𝓤𝓷𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓭𝓸𝓼 - 𝓨𝓮𝓸𝓼𝓪𝓷𝓰

17 - Casa de los recuerdos

Yeosang POV

-¡Muchas gracias! Sin ti hubiera tardado una eternidad – Se inclinó en forma de agradecimiento.

- No hay de qué Lía, siempre es un placer ayudarte. Me lo paso bien contigo – Le muestro una sonrisa amigable y ella como respuesta muestra una igual – Ya debería irme, alguien me espera. Bye – Me inclino para despedirme y salgo enseguida de aquel salón.

Al mirar la hora en mi celular me percato que son más de las 21hs y comienzo a acelerar mi paso.

Al llegar a la puerta principal veo que no hay nadie ¿Acaso se cansó de esperarme y se fue? Espero que no.

A la gente empezaba a molestarle mi presencia delante de la puerta principal, así que decidí entrar y esperar en la recepción, sigo observando al exterior esperando que HongJoong apareciera. No pasó mucho tiempo hasta que escuche mi nombre, el mayor venía del sector de las oficinas.

-¿Dónde te habías metido? – Fue lo primero que me dijo al llegar a mi lado. Levante mi hombros en forma de respuesta y él rio – Vamos, antes de que anochezca más.

Comenzamos nuestro recorrido hasta mi residencia como habíamos acordado. Caminar junto a él de esta forma me gustaba, me gustaba mucho. Hacía que cada detalle fuera único, era nuestro momento. Hasta en los momentos que no teníamos de que hablar, el que esté a mi lado era reconfortante.

-Yeosang... - Se debuto para buscar mi atención.

-¿Qué sucede?

-Ven a mi casa - ¿Acaso escuche bien? Mis ojos de pronto de veían como dos platos gigantes.

-¿A..a... tu casa...? – No pude evitar la rojez que crecía en mi rostro.

-No pienses cosas raras, pervertido – Rio – Está mi mamá.

Oh... Por un momento pensé que él quería... Deja de pensar tonterías, Yeosang, sólo nos besamos una vez y no volvimos a hablar de ello.

-¿Me escuchas? – Su voz me sacó de mis pensamientos.

-Ehm... Si... Solo que... - ¿Qué le digo ahora? – No sé si Pan me reconocerá – Definitivamente la excusa de que el perro de HongJoong no me reconocería no era la mejor que podría haber dicho, pero no se me ocurría otra.

Él rio - ¿Qué tonterías estás diciendo? – Mientras seguía riendo, apoyó su mano sobre mi cabezo para luego despeinarlo en una juguetona caricia.

Finalmente terminé aceptando. Le envié un mensaje a Wooyoung para que no se preocupara, al igual que a Taemin.

-HongJoong, tu madre... ¿Cuándo volvió? – Me atreví a preguntar camino a su casa.

-No hace mucho, ella te quería ver ya que te tiene como "El dulce hijo que nunca pudo tener"

Yo sólo reía. La madre de HongJoong siempre fue como una segunda madre para mí y pensar en verla después de un tiempo me llenaba de energías.

La casa donde la madre de HongJoong vivía era una casa de vecindario no fuera de lo común. Pero emanaba aquella esencia de hogar cuando la madre estaba en la casa. Porque si, mayormente esta viajaba ya que era una azafata.

-¡Ya estamos aquí! – HongJoong anunció nuestra llegada al lugar.

-Permiso... - Comenzamos a sacarnos nuestro calzado para no ensuciar los pisos.

Al verla con atención, noté que no habían pasado los años en esta, todavía podía ver al pequeño HongJoong correr por el pasillo para recibirme. No pude evitar sentirme aún más conmovido al ver salir del arco que llevaba a la cocina a la madre de HongJoong, con su bello rostro que nunca parecía envejecer.

-Bienvenido hijo – Mostró una gran sonrisa - ¡Oh! Yeosang, bienvenido devuelta – Se apresuró a darme un cálido abrazo.

-Buenas noches señora Kim – Dije al separarme de esta.

-Dime mamá, ya conoces las reglas – Acarició mi mejilla con extremado cuidado como si fuera a romperme si ejercía más fuerza.

-Está bien, mamá – Le di una gran sonrisa.

-Eh... bien – Interrumpió HongJoong – Nos vamos a mi cuarto, cualquier cosa estaremos allí.

Rápidamente tomó mi mano para llevarme a su cuarto. Aquella pequeña acción había hecho que mi corazón se estremeciera por el tacto. Pensar en ir a la habitación de HongJoong en este momento me ponía un poco nervioso. Al abrir la puerta quede deslumbrado al notar los cambios de esta. Cada parte de aquella habitación tenía la esencia de su dueño, definitivamente lo describía a la perfección. 

HongJoong se dejó caer en la cama y quedó mirando fijamente al techo, en silencio.

-¿Qué miras? – Dijo Hong al notar que no dejaba de observarlo en silencio.

-Ehm... N...nada... - Desvié mi mirada al momento de darme cuenta todo el tiempo que había estado viéndolo.

HongJoong sonrió.

-Ven – dijo mientras hacía un lugar a su lado.

En ese momento me quedé helado, no sabía qué hacer. Con la simple idea de estar acostado a su lado hizo que mi corazón palpitara tan fuerte que parecía que saldría de mi pecho. Al ver que no me movía, el tomó mi brazo haciéndome caer a su lado, en la cama.

Nuestros ojos se encontraron. Tenía el rostro de HongJoong tan cerca, tan íntimamente cerca que no pude evitar desviar la mirada. Pero el tomó mi rostro, con delicadeza, guiando mi mentón a su dirección para encontrarnos otra vez mirándonos a los ojos, acercándonos más al punto que nuestras narices comenzaron a rozarse.

-¡Hong, querido, baja que hay un amigo tuyo en la puerta! – Gritó de repente la madre, haciendo que nos separáramos de golpe y tomáramos asiento, cada uno en una punta distinta de la cama. Mi rostro ardía al tacto, y podía notar un pequeño rubor en el rostro de HongJoong.

-Ya vengo – Dijo mientras volvía a verme a los ojos y salió rápidamente del cuarto.

Al momento que se cerró la puerta de la habitación del mayor solté el aire que no sabía en que momento había comenzado a retener, tratando de calmar aquella rojez con pequeños abanicos que hacía con mi mano.

Ya habían pasado varios minutos de la partida de HongJoong y aún no volvía. Me daba curiosidad saber de qué amigo se trataba así que decidí bajar.

-¿Changkyun? Hola... - No esperaba volver a verlo en este momento. 

Él no dudo en rodearme en sus brazos, dándome un extraño demasiado opacador para mi gusto.