VI

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Me siento ansiosa, no me dejan salir del club ya que soy una "sumisa" odio esto.

Hacer las mismas actividades que ellas hacen y es horrible, de paso mi cuerpo lo siento débil por los sucesos de ayer. Después de eso Jhon me dejo en una habitación y se fue.

- 453 ¿Estas lista? - preguntan al otro lado de la puerta.

Si somos sólo números.

- Enseguida voy. - respondo.

Me terminó de colocar el traje con cuidado, el cual consiste en un enterizo negro de puro latex, ato mi cabello en una cola alta perfectamente ordenado y me coloco unos botines de cuero.

Salgo de la habitación con la sumisa 236 siguiendome. Se su número porque el collar que nos colocan lo tienen.

Llegamos a un salón donde hay toda clase de instrumentos para dar placer, de sólo verlos se me eriza toda la piel.

Veo a Carlos sentado en un sillón en unos de los rincones de la habitación, mi corazón se acelera de manera automática sólo con su mera presencia.

- Andrea - habla observandome de pies a cabeza - Hoy yo seré tu entrenador, tu acechador y tu dominante - el vello de mi nuca se para del miedo - así que ven acercate, voy a enseñarte lo que es ser una verdadera Masoquista.

La sumisa que tenía detrás me da un leve empujoncito y se despide cerrando la puerta.

Mis manos sudan y mi cuerpo tiembla no se lo que me espera, pero se que no es nada bueno.

Carlos se levanta y se coloca unos guantes de cuero, todo sin apartar su mirada de mi.

Se acerca a mi con pasos lentos, cauletosos y dominantes, su mano enguantada me toma de la barbilla haciéndome mirarle a los ojos.

- Preciosa y fresca - pasa su lengua por mi mejilla y no puedo evitar hacer un gesto de asco - rebelde y sincera - acerca su boca al lóbulo de mi oreja - ya quiero que seas mia, portándote como lo que eres. Una sumisa.

Acaso no le bastó con lo de ayer porque que yo sepa fue el primero en estar dentro de mi.

Besa el lóbulo de mi oreja chupandolo tan fuerte haciéndome soltar un pequeño gemido de dolor.

Baja por mi cuello llegando hasta el hueso de mi clavícula dejando besos húmedos y asqueroso por ahí, su mano intensifica el agarré en mi mandíbula y sin avisar com su mano libre toma mi sexo y los aprieta fuertemente. Su boca llega a la mía y empieza a besarme de manera brusca, no respondo el beso y eso parece enfurecerlo y me suelta.

- ¡De rodillas! ¡AHORA! - me grita y obedezco - ¡vista al piso! - veo que sus pies se apartan de mi, lo siento caminar por la habitación, luego escucho el sonido de un cajon abriéndose.

Sus pasos se vuelven a escuchar y siento su presencia justo detrás de mi.

- Siempre debes obedecer a tu amo por tan tonta o asquerosa sea su petición - escucho su voz detrás de mi - tienes que entender y meterte en la cabeza que ya no eres una chica cualquiera, eres un sumisa la cual su único propósito es satisfacer a su amo. - camina colocándose frente a mi - a partir de hoy yo seré tu amo - los vellos se me paran de sólo escucharlo - no podrás obedecer ni satisfacer a ningún otro hombre si yo no te lo permito ¿entendido?

- S-si - respondo con un hilo de voz.

Un golpe seco fue dado justo en mi mejilla izquierda con una fusta. Arde como el demonio y alzo mi cabeza para encarar al causante. Sus ojos se encuentran con los míos de una manera desafiante.

Otro golpe fue dado pero esta vez en mi mejilla derecha llenando así mis ojos de lágrimas las cuales no permití caer.

- Se dice: si amo y no tienes derecho de mirarme a los ojos, al menos no si yo no te lo permito. Tienes mucho que aprender Andrea. Así que hazme el favor y baja la cabeza ahora mismo.

Masoquista (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora