Jodidamente maldito Cage

51 3 2
                                    

Me quedé helada, no es que tuviera miedo, no eso nunca me pasaba a mí, pasamos unos minutos así, mirándonos, él no despegaba la vista de mis ojos ni yo de los suyos, pero tampoco dejaba de pensar en por que me sucedía esto a mí.

Luego de pensar unos minutos, me di cuenta de que esta era mi oportunidad para conseguir información o acércame a Cage, si piensa así... creo que ya estaba entrando en razón, esta era una misión y aunque el chico me cayera de la patada, tenía que acercarme a él para conseguir lo que necesitaba.

-Así que te me vas a quedar viendo o vamos a hacer algo mientras salimos de este maldito ascensor-dije rompiendo el silencio, el me miró divertido.

- ¿A qué te refieres con hacer algo? -dijo mientras se acercaba sigilosamente a mí, maldito pervertido, no había creído que yo le estaba diciendo que tuviéramos... agghh.

-A que no pienso quedarme aquí, sin hacer nada-dije apartándolo con mi dedo, a menudo apartar a un chico de ese modo los hacía volverse locos, y claro que él no iba a ser la excepción.

-Podríamos hacer muchas cosas-reí, en serio era un imbécil, me mordí el labio, obviamente intencionalmente, no quería nada con un imbécil así.

- ¿Cómo qué? -pregunté de manera tierna, no sabía si besarlo o no después de todo no sabía cuánto tiempo iba a estar aquí, y hacerlo ahora podría no ser conveniente, pero él no me dejo pensar se acercó a mí y antes de que me diera cuenta sus labios rozaban los míos, seguí con el beso, no había marcha atrás, pero maldición, el beso me estaba gustando, no podía creer que besara tan bien, mierda.

Cuando el beso se tornó más intenso, en ese preciso instante, el ascensor se empezó a mover, mierda de nuevo, se abrió la y qué creen allí estaba una señora no tan mayor pero tampoco joven, para entonces ya me había zafado de los brazos de Cage.

-Señorita coordinadora-digo el idiota.

-Jóvenes-dijo la señora, digo "señorita" -lo sentimos mucho por el inconveniente del ascensor, estoy segura que fueran momentos de angustia pero no se preocupen, dijo terminando su discurso.

-No se preocupe-dije, claro que no había porque preocuparse, sólo me había besado con Cage, y... se suponía que eso ¿era bueno?, la verdad no sabía-pude soportar a Cage, fue insufrible pero soportable-dije para que el muy imbécil, no creyera que el beso me había gustado, la verdad era que sí, pero no tenía por qué saberlo, el sólo era parte de mi plan.

La coordinadora se retiró una vez más disculpándose, y se fue, si, así de simple, no lo podía creer pero tenía que hacerlo, así que cuando se fue yo también lo hice tomando un pasillo por el que nunca había ido nunca, pero como mi vida no era normal ni simple ni normal, me muy imbécil me tenía que seguir.

Sentí sus pasos tras de mí, ¿acaso creía que no me daba cuenta de que me seguía?, idiota.

Pero lo peor estaba por llegar, seguí caminando y me topé con un callejón sin salida, maldición no quería verlo, no ahora.

Pese a mi voluntad tenía que hacerlo, y que creen, al hacerlo sólo sentí como unos labios chocaban con los míos, al principio me opuse, pero no valía la pena, él tenía más fuerza, y la verdad me gustaba como besaba, eso sonaba ilógico, había besado a tantos chicos, pero ¿me tenía que gustar precisamente los beso de este?

Nos separamos por la falta de aire, pero cuando el quiso volver a tomar mis labios, me aparté, si aunque no lo crean, mi cerebro volvió a funcionar y me dijo que me separara, yo era mucho más madura que él.

Entonces se me quedó mirando, tenía ganas de correr, no sabía por qué, pero quería salir huyendo.

Aun así mantuve la compostura, y reí, si reí, tampoco podía explicar eso, pero reía.

La chica del tatuaje rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora