Un imposible

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ANGIE POV

Abri los ojos como platos, exageradamente grandes y con expresión de espanto. Pero que diablos habia hecho German? en ese momento un torbellino de dudas invadio mi mente. Que hacia parado en mi puerta? Porque habia venido justo a MI casa? Y lo peor... cuales eran sus intenciones? Tome una bocanada de aire y me erguí en la puerta, no sabia como referirme a el o cuan sobrio estaria para entenderme. Lo observe callada, sintiendo pena por el. Quería abrazarlo y decirle que me perdonara por todo el da;o que le habia hecho; pero el que hubiera ahogado sus penas en alcohol me llenaba de decepcion y asco. Pensé que el habia cambiado. De pronto el chico fruncio el se;o y se;alo la puerta detrás de mi, con una expresion de despiste.

-Esa.. esa puerta ya... estaba ahí? Nunca la... la habia visto- balbuceo el con voz divagante.

Me lleve una mano a la frente y la acaricie, sin poder creer lo que veía. Minimo tenia que haber bebido seis botellas. Sentí como mi interior se revolvía sin poder evitar que la culpa se apoderara de mi, yo habia causado esto. Yo lo habia orillado a ahogar sus penas en alcohol. No sabia si estaba enojado conmigo o si lo habia tomado mejor de lo que yo pensaba, pues con tanto alcohol su mente estaba hecha un laberinto, haciéndome imposible el saber como se sentía. No importaba que tuviera novio o que el me odiara, yo lo quería y aun me importaba. Suspire y me acerque a el sintiendo como el olor a alcohol se intensificaba, haciéndome esbozar una mueca de asco. Cambio de opinión; habían sido minimo nueve botellas.

-German que... que haces aca?-le pregunte considerando que le seria imposible el contestarme con claridad.

El fruncio el se;o, al parecer sin entender. Después de verme, desubicado solto una risita boba y contesto como si fuera lo mas obvio del mundo.

-Porque te extra;aba! Me hacias falta, preciosa.

Esboce una mueca de incredulidad y suspire con exasperación. No podia creer que yo habia tenido la culpa. Sentí asco de mi misma cuando mi mente comenzó a convencerme de que la causa de su borrachera habia sido la decepción del rechazo que yo le habia dado. En cierto porcentaje el estaba asi por MI culpa. Tenia que remediarlo y no podia hacer nada mas que ayudarle. Ahora que sabia que estaba a salvo no podia dejarlo ir, sentía que era mi responsabilidad el mantenerlo a salvo hasta que recuperara la razón.

-Sabes que nunca me habia dado cuenta?-pregunto el de repente llevándose los dedos a la barbilla, pensativo.

-Que?-pregunte viéndolo con preocupación.

-Esa puerta... ya estaba ahí, o...

-Ok, ya fue suficiente- lo interrumpi empezándome a desesperar- vos necesitas dormir.

Sin preguntarle nada lo tome del brazo y le ayude a entrar a la casa. El hombre se tambaleaba de un lado a otro, como un árbol azotado por el viento. No tenia ni la menor idea de como habia llegado enterito a mi casa, si ni siquiera podia mantenerse de pie por dos minutos. Al entrar a la casa lo sente en el sofá color rojo y me asegure de que no pudiera perder el equilibrio. Suspire y justo cuando iba a darme la vuelta para traerle frazadas sentí su fuerte mano rodeando mi mu;eca; como era su santa costumbre. En un movimiento rápido halo de mi brazo haciéndome girarme y tambalear hasta caer sobre su cuerpo, como un peso muerto. Sentí como la garganta se me cerraba al sentir su cercanía y darme cuenta de cuan cerca estaban nuestros cuerpos del otro, siendo separados por la tela de nuestra ropa. El sonrio con picardía como un ni;o peque;o y no pude evitar sonrojarme.

-A donde vas? Dijiste que tenia que dormir- me recordó con unan sonrisa radiante.

Trague saliva al sentir su aliento, aunque apestara a alcohol su cercanía aun me ponía nerviosa.

En mi propia trampaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora