cuatro

2K 273 222
                                    




Yoongi llevaba poco más dos meses viviendo en Los Ángeles, y en el poco tiempo que llevaba ahí se sentía más que feliz, y sentía que por fin había encontrado un hogar.

Estar acompañado por Jimin y sus amigos lo ayudaba a sentirse feliz, y agradecía que sus padres lo hubieran inscrito en la misma preparatoria donde ellos estudiaban, después de todo no estaría tan solo.

Al inicio, le pareció tonto que sus padres lo hubieran inscrito a la escuela en su penúltimo año de preparatoria, después de todo, sólo había tenido que ir dos meses a la escuela, meses que pudo provechar para hacer otras cosas, pudo haber mejorado sus dibujos o pudo haber hecho ejercicio.

Pero a quien engañaba, no era fanático del deporte, a menos que fueran un par de juegos por diversión, pero si se trataba de entrar en un equipo o asistir a entrenamientos, no, no, no, definitivamente esa no era una opción.

Yoongi prefería otras cosas, le gustaba cocinar, dibujar, leer, e incluso le gustaba tejer, su madre le había enseñado cuando era joven, le gustaban las flores, en el jardín de su casa habían muchas flores, cosa que en el enorme pent-house donde vivió nunca fue posible.

Seguía sin creer que por fin tenía amigos, no entendía porque estaba tan emocionado, siempre que estaba con ellos no podía dejar reír y sonreír, y su lado extrovertido estaba presente.

Al haber sido alguien cuya adolescencia e infancia la pasó sin amigos siempre fue muy reservado con otras personas, más que nada era tímido, no sabía socializar, y le daba miedo cometer algún error, y sobre todo, le daba mucho miedo el rechazo.

¿Y a quién no?

nadie quiere ser un rechazado social, nadie quiere ser excluido, menospreciado, humillado o insultado, pero la vida de muchos es así.

A veces las cosas son injustas.

Tomó su gorra y se la colocó encima de su ahora rubia cabellera, el castaño Yoongi Min se había ido tras perder una apuesta con Jimin tres semanas atrás, al parecer sí se podía ser más rápido en una patineta que en una bicicleta.

Buscó el protector solar y se puso en su rostro y brazos, el verano había llegado, algunos días hacía mucho calor, mientras que otros eran días soleados bastante frescos, con mucho viento.

¿Qué mejor forma de pasar el verano si no es con tus amigos en la playa mientras comen paletas de hielo y fruta bien fría?

Usaba una camiseta azul cielo, encima de esta una delgada camisa, todos los botones estaban desabrochados, y sus bonitos muslos eran cubiertos por unos shorts de playa, con rayas blancas y grises.

Tomó su mochila y luego de cerrar la puerta de su cuarto se despidió de sus hermanas y de su madre, quienes estaban en el jardín teniendo un día de chicas.

Caminó hacía la cochera, donde tomó una bonita bicicleta color blanca y se montó en esta para poder dirigirse hacia su destino.

Park Jimin.


...


Se lo había propuesto a sí mismo, si iba a comprarse una patineta lo haría por su propia cuenta, y por ende, un trabajo de verano sería la mejor opción, y no había mejor opción que un restaurante en la playa, esos lugares durante el verano la mayor parte del tiempo se mantenían llenos, por ende ganaría una buena suma de dinero.

Si sus cálculos no fallaban, podría comprarse esa patineta en menos de un mes, pero eso no significaría que dejaría su trabajo después, quería seguir comprándose sus cosas por su propia cuenta.

-Bienvenido al langostín saltarín, soy Park Jimin y ser- ¿Agust? ¿Qué haces aquí? se supone que nos veríamos hasta las dos con los chicos, apenas es la una treinta- Lo miró con un sonrisa, aquella gorra negra le había despeinado el cabello cuando se la quitó, haciéndolo ver más lindo.

Boys just want to have fun ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora