VI

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Nubia caminó nerviosa hasta encontrar a Thena. Ella estaba descansando bajo un árbol, mirando a su alrededor tranquilamente. Se acercó sigilosamente por detrás, y cuando llegó hasta ella se sentó en el suelo a su lado rodeándola con sus brazos inmediatamente.

─ Mi Thena ─ dijo besando su hombro, aspirando su aroma. La nombrada sonrió.

─ Me preguntaba dónde estabas ─ murmuró, girandose hacia Nubia en cuanto se separó. Nubia sonrió enamorada, y besó sus labios. No sabía qué era lo que tenía Thena pero es que a veces se sentía como imantada a ella. Como si debiera ser así, como si fuera su destino estar la una con la otra. Había pensado muchas veces en eso, ella tenía muy claro que su prioridad era la misión y siempre pensó que ese era su propósito en la vida pero es que estar con Thena, cuidar de ella, amarla y protegerla le nacía del corazón.

Se separó de ella y se levantó. ─ Quiero mostrarte algo.

Cuando Thena se puso de pié, no pudo evitar respirar profundamente luego de unos segundos puesto verla la había dejado sin aire. La guerrera tenía su hermoso cabello platinado trenzado, cayendo por su espalda. Vestía un delicado vestido blanco que se ajustaba en su cintura y caía con volados. Sus ojos celestes verdosos y sus labios voluminosos de color rosado resaltaban y se llevaban la atención de su mirada.

─ Ven ─ la castaña tomó la mano de la platinada y comenzaron a caminar por el recinto. ─ ¿Sabes? No me importaría quedarme aquí para siempre.

Thena sonrió. ─ Dices eso en cada lugar al que vamos.

Nubia sonrió y le dió un leve empujón sacándole una risa.

─ En serio, viviríamos bien ¿no crees? ─ dijo mirando su alrededor. ─ La gente nos quiere, la vista es hermosa, la tierra es fértil. Podríamos construir una cabaña en el bosque y tener nuestro propio huerto.

─ ¿Serías feliz con tan poco? ─ preguntó, Nubia giró a verla.

─ Con tenerte a mi lado es suficiente.

Thena sintió algo extraño en su pecho, como si eso ya lo hubiera vivido antes. Creyó que era su imaginación o Nubia que la hacía sentir tan especial.

─ ¿A dónde vamos? ─ preguntó con curiosidad. La castaña la miró con una pequeña sonrisa en los labios como si ocultara algo.

─ Ya verás.

Ambas continuaron caminando, la platinada vió con curiosidad a un grupo de niñas que pasaron corriendo y rieron al verlas, secreteando entre ellas.
Nubia puso un dedo en sus labios indicando que guardaran silencio y les guiñó un ojo. Thena se vió aún más intrigada.

La castaña la miró con una sonrisa emocionada mientras se internaban en el bosque, Thena vio todo con curiosidad. Había flores de todos los colores y clases, guirnaldas hechas con ellas colgadas de un árbol a otro. Era muy pintoresco y hermoso, no pudo evitar sonreír con ternura al pensar en Nubia preparando todo eso.

Finalmente llegaron al claro, el lugar del que le hablaba Nubia y que tanto le encantaba.

─ Es precioso ─ dijo con una suave sonrisa en los labios. Nubia asintió.

─ Mira ─ se retiró y volvió con una corona de flores. Thena sonrió divertida. ─ Una es para ti y otra es para mí ¿te gusta? Las hice yo, las niñas me enseñaron a hacerlo ─ la platinada tomó una y la miró cuidadosamente. Estaba bien hecha, Nubia se había asegurado de no dejar ningún cabo que pudiera causar alguna molestia en Thena. ─ Yo sé que las flores no son tu cosa favorita en el mundo pero pensé que se te vería bonita.

Ella sonrió enternecida y asintió. ─ Si, me gusta.

Nubia sonrió y puso la corona con sumo cuidado sobre la cabeza platinada. De la misma manera Thena lo hizo con ella.

Ambas se miraron sonriendo, se acercaron y unieron sus labios suavemente.

─ Tengo otra cosa para ti ─ informó.

─ ¿Otro regalo? ─ preguntó, un poco apenada puesto que ella no le había preparado nada. Nubia asintió y buscó otra vez, esta vez volvió con dos cosas que brillaban. Eran dos brazaletes dorados.

─ Le pedí a Phastos que los hiciera ─ Thena miró a Nubia, su rostro irradiaba felicidad. ─ Ten ─ la castaña agarró su mano y pasó el brazalete por ella. La guerrera vió sorprendida como el objeto comenzaba a moverse como acomodándose y se ajustaba a su mano de tal forma que no quedaba suelto ni apretado. Nubia se puso el suyo y levantó la muñeca.

─ Son iguales ─ tomó su mano observando el objeto. La castaña asintió.

─ Como tú y yo ─ Nubia movió sus manos de tal forma que sus palmas quedaron pegadas ─ hechos el uno para el otro.

Thena sonrió, pensando en la forma en qué se sentía cuando estaba con ella. Segura y completa.

─ He estado pensando mucho desde que estuvimos en el imperio gupta, cuando Sersi e Ikaris se unieron en matrimonio ─ miró sus manos unidas y luego a los ojos que tanto amaba. ─ Te amo, Thena. Daría mi vida por ti. Y es por eso que quiero casarme contigo, es algo simbólico pero me gustaría estar a tu lado toda la vida. ¿Quieres casarte conmigo?

Thena asintió emocionada, agradecida de que Nubia fuera tan expresiva puesto a ella muchas veces le costaba encontrar las palabras para decir lo que sentía e incluso se le dificultaba entender sus propios sentimientos. Pero Nubia parecía ser la persona hecha para ella, capaz de entenderla sin una palabra. ─ Tienes mi corazón, Nubia. Si.

Los ojos de Nubia se cristalizaron de la emoción, estaba feliz de oír eso. En eso momento podía jurar que su amor sería eterno.



















¿Sobredosis de dulzura?
Paso de los toros, cortá con tanta dulzura


N U B I A // thenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora