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Nubia suspiró, su mirada puesta en las rocas y el cielo despejado. Toda la información que acababan de recibir era difícil de digerir. Que el mahd wy' ry de Thena era debido a vidas anteriores, una memoria mal borrada que provocó que recuerdos viejos hicieran intrusión en su mente. Que su mera existencia era para asistir la eliminación completa de una raza y mundo. Que Arishem les había ocultado la verdad todo ese tiempo, solo los utilizaba. Y que Ajak sabía todo aquello y les había mentido. No sólo eso. Había permitido que se encariñaran con ese mundo.
Claramente, Nubia se había opuesto a la extinción del planeta y los humanos. Los que le habían ordenado proteger. Apretó los puños con furia y rabia, todo su rostro se contrajo tanto con enojo como dolor. Su respiración era inestable, rápido y fuerte, porque sentía unas inmensas ganas de llorar.
─ Nubia ─ su voz era suave como el terciopelo, dulce como la miel. Oír su nombre de su boca siempre era gratificante. Thena tomó asiento a su lado y la miró, ella la vió por el rabillo del ojos pero abrazó con más fuerza sus rodillas, mirando al hermoso cielo terrestre. ─ Lo siento.
─ ¿Por qué? ─ preguntó queda.
─ Por todo.
Nubia no sabía muy bien que significaba eso, a qué se refería exactamente. Si lamentaba lo que estaba sucediendo, que ella fuera así, o haberla alejado tantas veces.
─ Ya tuvimos esta conversación ─ murmuró, porque la última vez que ambas hablaron terminaron haciéndose mucho daño. Thena se arrepentía de ello, ahora sabía que no tenía la culpa de lo que sucedía, que algo más grande sucedía dentro suyo. Ahora que tenía algunas respuestas podía entender mejor algunas cosas, y era por eso que estaba allí. Sabía que la familiaridad, la confianza y conexión que sentía con la castaña era algo extraño que iba más allá de su entendimiento. Su lazo iba más allá de estas vidas. Pero no sabía cómo arreglar, o más bien sanar todo el dolor que había causado en Nubia, aquella persona que la amó incondicionalmente y tuvo las intenciones más buenas y puras hacia su persona. Thena había estado tan cegada por el dolor y el miedo que no pudo ver cuanto hería a su amada en aquellos intentos desesperados por protegerla.
─ Me alegró oír que te dedicaste a la escultura ─ dijo luego de un largo silencio. ─ Siempre fuiste buena en ello.
─ Gracias ─ Nubia la miró de reojo, notando lo cerca que estaban. Muriéndose por el deseo de que la envolviera en sus brazos y las ganas de alejarse para no salir más lastimada.
─ Sprite estaba diciendo que hiciste muchas de una persona pero no llegué a oír su nombre ¿quién es?
Nubia la miró, sus ojos chocolate estaban brilloso y cargados de emociones. Su mirada era intensa y pesada, tanto que a la platinada le costaba sostenerla sin sentir la gran culpa que la acechaba.