Capítulo 3

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Otabek se encontraba a solas en su casa, sus padres llegarían hasta sábado en la mañana y su hermanita se quedaría a dormir con una amiga. Estaba disfrutando de sus últimos momentos con su celular y computadora ya que sus padres se los quitarían en cuanto supieran que suspendió su examen.

Sonrió al recordar la razón y al mismo tiempo se sentía estúpido por la forma en que Yuri lo tenía embobado. Y es que ya estaba enamorado de él, pero después de conocerlo mucho más, ese sentimiento aumento. Miro el reloj y ya eran cerca de las 7 de la noche, tenía pereza de cocinar algo de cenar así que opto por ir a comprar fideos instantáneos a la tienda de conveniencia.

Se puso su chaqueta, tomó su cartera y llave y se puso en marcha. La tienda estaba a dos cuadras de distancia, en cuanto paso por la esquina, miro con algo de curiosidad para la casa de Yuri intentando verlo aunque sea de lejos. Continuo caminando y justo cuando estaba a punto de dar vuelta en la esquina se estrello contra Yuri.

El rubio casi pierde el equilibrio y hubiera caído de no ser porque Otabek alcanzó a sostenerlo de la cintura. Lo pego contra sí en un intento por evitar que cayera, se mantuvo así unos segundos hasta que Yuri recupero el control y pudo ponerse de pie correctamente, además de que se había dado cuenta que la situación era incómoda.

—De nuevo me ayudas, Otabek— dijo Yuri divertido separándose de él.

—De nuevo fue mi culpa— respondió rascándose la cabeza.

—¿Qué haces en la calle?— le pregunto tratando de no sentirse tan incómodo.

—Oh, estaba haciendo unas cosas y me dio hambre, no suelo comer muchos fideos instantáneos, pero se me antojaron— dijo mirando el contenido de su bolsa.

—¿Tu que haces aquí?— pregunto ahora el rubio.

—Pues, no hay nadie en mi casa y no tengo muchas ganas de cocinar, así que también estaba yendo a comprar a la tienda— respondió metiendo sus manos a sus bolsillos.

—¿Estas solo en casa?— Otabek asintió.

—Oh... Bueno... Yo compre bastante para dos personas, ¿quisieras quedarte un rato conmigo?— propuso el rubio algo tímido.

Otabek tardo unos segundos en reaccionar, acepto la propuesta y cruzaron la calle hacia la casa de Yuri. Se quitaron los zapatos y se pusieron pantuflas para entrar, Otabek estaba un poco nervioso de estar a solas con Yuri, pero trato de actuar tranquilamente.

—Ya había puesto agua a calentar, supongo que ya debe de estar— dijo caminando hacia la cocina.

—Escoge la que quieras, debemos acabarnos todas porque si mis padres las encuentras me darán el mismo sermón de siempre sobre comer saludable— dijo divertido sacando una de la bolsa.

Otabek obedeció y ambos sirvieron agua para prepararlas, mientras esperaban a que se cocieran, se quedaron sentados en la mesa de la cocina para hablar.

—¿Tus padres viajan seguido?— pregunto Otabek.

—Algo así... Tienen empleos en un museo, uno es el director y otro es quien restaura pinturas y esculturas, como les queda algo lejos, se quedan por allá y vienen los fines de semana— explicó rápidamente.

—¿Tus padres también salen seguido?— pregunto Yuri.

—No... Solo fue en esta ocasión, tomaron un seminario de capacitación por parte de su empresa y volverán mañana, mi hermana está en casa de una amiga— dijo tranquilamente.

—Me alegra... Al menos así puedes hacerme algo de compañía, suelo sentirme solo en casa— dijo sonriéndole.

—Puedes venir a cenar a mi casa cuando te sientas solo, eres más que bienvenido— respondió el pelinegro.

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