Capítulo 9

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Tras la inconsciente propuesta de que pasara a mi casa Alex quedo un poco sorprendido por la inoportuna invitación, pero con tal de que yo estuviera "a salvo" respondió alegremente que si.
Yo internamente deseaba que entrara aunque no quería aceptarlo así que me emocionó su respuesta y rápidamente busqué en mis bolsillos la llave de mi casa. No la encontré y me asuste muchísimo porque mis padres no estaban en casa y Max aún no llegaba a casa (afortunadamente porque no quería que me viera con Alex) y creo que mi desesperación se noto mucho porque Alex me preguntó:

-¿Qué buscas?
-Mis llaves para que entremos a casa
-Oye, y ¿de casualidad no serán las que tienes en la mano?
-¿Qué? ¿cuáles?
-Esas- dijo señalando mi mano izquierda
-Ah, si, son estas, que tonta
-A mi me pareces distraída, diferente, un poco loca, pero para nada tonta
-Gracias- dije sonriendo. Alex era muy amable y me agradaba cada vez mas.

Entramos a mi casa, encendí las luces y me dirigí a la cocina a buscar algo de comida, pues ese día mis padres no estaban e iban a llegar tarde por lo que tenía que arreglármelas para sobrevivir y no morir de hambre. Alex estaba mientras esperándome y observándome del otro lado de la barra que dividía la cocina del comedor.
Encontré un poco de pizza fría y waffles que mi madre había hecho en la mañana. Tome ambos alimentos y fui a sentarme al sillón verde de la sala, pues para mi era demasiado aburrido comer en el comedor.
Empecé a mordisquear la pizza fría (me gustaba aun mas que la caliente) cuando noté que Alex seguía parado en la barra observándome. De pronto recordé las normas de amabilidad con los invitados así que lo invite a sentarse y sacrifique un poco de mi pizza para darle a el después de disculparme por mi falta de atención y explicar que no estaba muy acostumbrada a recibir visitas. Alex como siempre contesto que no me preocupara y me dirigió una de sus sonrisas. Terminamos silenciosamente de comer cada uno en un sofá y le ofrecí un poco de té Chai con leche, para acompañar los waffles. Aceptó una taza y fuimos a la cocina para prepararlo.
Mientras el calentaba el agua y yo sacaba la leche y el té estuvimos platicando y descubrí que al igual que yo amaba completamente el té y pudimos tener una gran conversación acerca de las diferencias entre los tes verdes, negros y blancos, entre los rojos y los roiboos (cosa que nadie que yo conociera entendía pues para ellos todos eran iguales), la concentración adecuada y la temperatura, etc, etc. Era lindo tener alguien que te entendiera al compartir tanto tecnicismo de infusiones.

Terminamos el Chai y los waffles platicando, llevamos los platos a el lava trastes y subimos a mi habitación, que para variar era un desorden total. Al entrar a la recamara Alex se detuvo en el umbral de la puerta, volteo a un lado para verme a los ojos, volvió a observar la habitación y me dirigió una sonrisa con uno de sus comentarios: "¿así o con más personalidad de Claire esta recámara?". Yo solo respondí con una mirada sarcásticamente enojada y el rió, me abrazó y me dijo que era broma.

Después de una pequeña sesión de risas y abrazos con plan de broma y juego entramos a mi cuarto y nos sentamos en mi acolchada alfombra naranja que tenía al centro de el piso de madera. Nos acomodamos frente a frente y lo primero que pregunté fue:
-¿Qué piensas en realidad acerca de la sombra? ¿Por qué me proteges de ella como si fuera algo mortal?
-Claire, mira, todo es muy extraño, además mientras no te pase nada y seas feliz no creo que sea necesario preocuparte por esto.
-Alex, por favor ¿que sucede?
-Claire, en serio, no se si sea adecuado decirte. No lo sé.

No lo séDonde viven las historias. Descúbrelo ahora