Capítulo 10

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Severus bajo las heladas escaleras con cuidado de no resbalar rumbo a la plaza central de la Tribu, tal como había prometido Albus ese día volvían a su hogar.

Anteriormente el omega no había podido disfrutar de la hermosa arquitectura de la que era dueña la fuente principal por lo que se permitió observar con admiración la figura de piedra que se elevaba en arcos y de la que brotaba blanquecina agua. En sus bordes Lucius se mantenía sentado disfrutando de lo que parecía una amena charla para sorpresa del pelinegro.

Con paso tranquilo se acercó a su amigo y al omega que le acompañaba. Sin mediar palabra se sentó junto al rubio, que rápidamente le abrazó; y lo olió en busca de un poco de paz dándose cuenta de que su familiar olor ya no era reconfortante.

-Severus- llamó en un susurro- creía que esta vez sí que no lograríamos escapar.

El pelinegro no contestó, tan solo se dejó abrazar intentando no volver a percibir su aroma. Su oscura miraba se centró en ese momento en el hibrido. Su pelaje era de un brillante negro y sus orejas se encontraban levantadas con curiosidad; su larga cola estaba enrollada alrededor de su protuberante vientre y su mirada mostraba una calidez que solo había visto en su madre.

-¿Te encuentras bien?- continuo el rubio.

-Estoy bien Lucius- tranquilizó-solo ha sido una semana dura.

El ruido de gruñidos y gritos rompió la pequeña paz en la que se habían sumido. Varios metros alejados de ellos los alfas protestaban contra los más ancianos del lugar siendo estos la única barrera que les impedía llegar a ellos.

-No pararan- habló por primera vez el hermoso omega- sobre todo teniendo en cuenta que vuestras marcas son tan recientes e inestables.

-Tú estado tampoco es de ayuda- bromeó el rubio.

-Permíteme presentarme- dijo el hibrido al observar la mirada interrogante de Severus- soy Regulus y aquel que grita como un loco es mi alfa.

El pelinegro observó al moreno que señalaba, tenia una cara bonita y al igual que los demás alfas su pecho desnudo se encontraba cubierto de pelo y músculos; las orejas y cola se agitaban con agresividad.

-¿Por qué está tan enfadado?- se atrevió a preguntar.

-Todos los que han participado en esta locura están siendo castigados y eso le incluye-explicó- ademas no tolero que me mintiera, se quedará sin besos y abrazos por una larga temporada.

-Deberías quedarte en la aldea unos días con nosotros- sugirió Lucius- sino no aguantarás, adoras demasiado a tu alfa.

Severus se sorprendió ante la familiaridad de ambos.

-Estoy un poco perdido- habló con timidez- ¿De qué os conocéis?

-Es verdad- dijo Regulus- tu no lo sabes. Mi hermano mayor es uno de los locos que ha intentado marcar a Lucius, precisamente el de pelo rizado largo.

-Regulus ha sido el que se ha encargado de traernos comida y agua durante la semana- explicó el rubio- es horrible la incapacidad de esos dos alfas para cuidar de su propia casa, en menos de dos días no tenían provisiones.

-No pudimos hablar mucho pero Lucius dice que tengo un olor familiar y agradable, así que hemos congeniado rápidamente.

Severus asintió, seguramente su olor era parecido al de su hermano aunque creía que el rubio no había llegado a tal conclusión.

-Creo que es buena idea que te quedes en la aldea- dijo al ver que quizás el aroma de Regulus le ayudaría a pasar los días hasta que la  marca desapareciera.

-No creo que sea bien recibido- afirmó- se lo poco que os gustamos.

-No nos gusta vuestro cortejo- dijo Lucius- es diferente.

-¿Por qué?- pregunto- nuestro cortejo es igual al de los demás, un poco más salvaje y hormonal pero el resultado es el mismo, un lazo e irse a vivir juntos.

-Pero nos alejáis de nuestra familia- continuó protestando el rubio.

-Técnicamente no- interrumpió Severus- según tengo entendido tienen total libertad de ir a la aldea pero no se atreven debido al miedo a las críticas o eso es lo que me ha dicho Grindelward.

-¿Gellert Grindelward?- pregunto extrañado.

-Si, es el padre del maldito alfa que está tras de mi.

-Y el líder de nuestra tribu- puntualizó Regulus- como ya dije no hay nada diferente, excepto  que somos híbridos.

-Lo siento.

-Tranquilo Lucius, estamos acostumbrados- relajo Regulus- aunque no negaré que es divertido ver cómo caeis ante los nuestros pies.

-No caemos, nos tirais- interrumpió una tercera voz.

Severus se fijó en Barty que se encontraba sentado varios metros alejados de él.

-¿Tu también Barty?- pregunto el rubio.

-No es mi culpa- se defendió- ese omega con cara de ángel es verdaderamente retorcido.

-¿Quién?- pregunto Regulus obteniendo una señal del alfa-¿Peter?¿Él es el retorcido?- rio- querido déjame decirte que de todos los omegas es el más tranquilo.

-Mierda.

-Lo que yo no entiendo- comenzó Lucius- es que de todos, ¿por qué solo nosotros caemos?

-Porque somos tontos- contesto Barty- jodidamente tontos.

Severus río ante el gesto obsceno que le dirigió su rubio amigo al alfa, allí, alejados de los demás miembros de la tribu, actuaban con siempre lo hacían, con bromas y cariño.

-Si os sirve de consuelo hay uno más- intervino Regulus- uno pelirrojo y pecoso.

-Ese es el nuevo- hablo Severus- Arthur Weasley.

- Pues me apiadó de él, ha sido cazado por Nott y no creo que lo deje escapar nunca- informo el embarazado omega.

Severus siguió manteniendo la atención en la conversación que se había formado entre los tres jóvenes pero su mirada se encontraba centrada en las escaleras donde Tom permanecía de pie custodiado por varios alfas, su verde mirada analizando en su cuerpo provocaba escalofríos de placer en el omega.

-Tenemos que esperar un poco más antes de partir- hablo Albus el cual se había acercado con una elegante sonrisa- tenemos problemas con vuestro compañero, Nott se ha vuelto salvaje y no permite que nadie se acerque.

Severus tembló levemente ante lo dicho. Durante una hora esperaron pacientemente hasta que pudieron ver a Arthur acercarse con el pelo revuelto y ropa que obviamente no le pertenecía. No se conocían todavía lo suficientemente pero se abrazaron con fuerza. Lucius y Severus sintieron su instinto maternal afloral ante las lágrimas del pequeño, Barty tan solo se mantuvo alejado, no quería incomodar con su esencia alfa.

Tras un asentimiento de Albus los cuatro dejaron el lugar prometiendo a Regulus escribirle. Severus le dirigió una última mirada a Tom, sabía que iría a la aldea a pedir perdón pero estaba seguro de que no le dejarían volver a verlo, su corazón se encogió, tenía que olvidarlo.

El bosque (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora