✅𝘋𝘪𝘴𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘈 𝘌𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳𝘵𝘦

Compañera

Después de llegar a casa platicamos mi familia y yo sobre lo que había pasado. Mi madre determinó que salieramos lo menos posible, que si había visitas fuese en casa o reuniones en casa para que no nos expusieramos tanto. Dijo que a pesar del lugar había muchas oportunidades para estudio y trabajo, que ella había vivido aquí toda su infancia y simplemente era algo de cuidarse.

Yo protesté y dije lo que pensaba, que deberíamos poner una denuncia, pero mi hermano dijo que no tenía caso, ya que fueron bandos diferentes, le respondí que no podíamos saber eso con certeza y que era mejor hacerlo. Finalmente mi mamá dijo que iría a preguntar y yo propuse preguntar a Ingrid cuando se comunicara conmigo.

El sueño no llega y el reloj ya marca las 2 am. Hecho un vistazo a mi celular, veo las fotos que me he tomado con Ingrid, no son muchas pero si son varias. Sonrío al vernos, admito que para mi, nos vemos bien juntos. Siendo sincera no creo que me haya encariñado por supervivencia, realmente quiero a Ingrid.

Al día siguiente me despierta una llamada entrante en mi celular. Ingrid.

—Ingrid, ¿qué pasó?, ¿cómo estás?— pregunto al responder. La risa de él se escucha del otro lado del teléfono.

—Estoy bien, ni suspendido ni en problemas, ¿puedo ir a verte?

—Si, claro, me da mucho gusto— suspiro aliviada— ¿a qué hora?, ¿podemos hablar de algo?

—Si, ¿a las cuatro te parece bien?— miro la hora en mi teléfono y son las 11 am.

—Si claro, a las cuatro está bien.

Después de una corta plática corto él teléfono y entro a darme una ducha, admito qué estaba nerviosa, me puse lo mejor qué encontré, tampoco me puse un vestido de noche, pero si una ropa casual y cómoda. Repito, la mejor que encontré.

Salgo y bajo a la cocina para desayunar, ¿acaso todos madrugaron hoy? Mis hermanos y mi mamá ya están en la cocina con platos vacíos frente a ellos listos para comer.

—Despertó la bella durmiente— habla Rubí.

—Amaneciste comediante Rubí— suspiro irónica— ja, ja. Solo estaba hibernando.

—Ni que fueras oso— dice mi hermano riendo— además, no es época de hibernación.

—Mi vida, mis épocas— me defiendo riendo.

—Bueno ya siéntate a comer— ríe mi madre— silencio todos.

—Mamá, Ingrid dijo que quería venir a las cuatro— digo inocente— le podríamos preguntar qué hacer con lo de ayer.

—Está bien— sonríe ella— con tal de qué no salgas.

—Gracias— chillo de emoción.

—¿Ya descubriste si te gusta?— pregunta ella, comienzo a toser. ¡Era un secreto mamá!