©𝐄 𝐓 𝐄 𝐑 𝐍 𝐀 𝐒 𝖙𝖆𝖗𝕶

𝐄𝐋𝐄𝐕𝐄𝐍𝐓𝐇!

CONVENCER A DRUIG iba a hacer una de las partes más difíciles del plan que Nesryn y Peter habían planteado. Escapar no suponía un problema, en realidad sabía que su padre podría enojarse con ella, sin embargo, mientras no descubriera la mentira que ella le había escrito en papel tenían tiempo suficiente para terminar la misión en la que ellos mismos se habían metido.

El punto crucial era salir de la Torre sin ser vistos. Nesryn había preparado una mochila con las cosas necesarias para el tiempo en el que estaría fuera, la tenía ajustada a la espalda, y la carta que le había dejado a su padre estaba en el escritorio de su habitación. El problema era que no podían captarla volando por los aires y ella no estaba feliz con irse balanceando por el aire a las espaldas de él Hombre Araña.

— No, prefiero esperar a que sea de madrugada — le dijo Nesryn a Peter mientras estaban en la orilla de su ventana, con el aire corriendo, la gran altura y la ciudad en su más vivo esplendor. Peter resopló.

— Será mejor irnos ahora, puede ser peligroso irnos en la madrugada, sobre todo si mi tía May se da cuenta que no estuve en mi habitación toda la noche. Por favor, será rápido — explicó el joven a lo que Nesryn negó con la cabeza nuevamente. Las alturas no le aterraban, pero balancearse siendo sólo sostenida de una telaraña le provocaba cierto pavor, sobre todo porque no era ella quien lo controlaba.

— Eli... — llamó Peter, a lo que la joven volteó a verlo — Lo siento.

Antes de que Stark pudiera replicar, Peter se había tirado de la ventana y mientras caía disparó una de sus telaraña hacia Nesryn, esta misma se ajustó a la cintura de la chica y la llevo a gritar de sorpresa por la precipitada caída. Al poco tiempo fue recibida por los brazos de su amigo que la sostuvieron de la cintura mientras ella enrollaba sus piernas en la cadera del joven araña. Colgaban de otro edificio más pequeño cerca de la Torre.

— ¡Peter Parker! — le gritó ella una vez comenzaron a balancearse de edificio en edificio. Aunque estaba bastante molesta, se permitió observar el paisaje de la ciudad y la gran altura en la que viajaban.