©𝐄 𝐓 𝐄 𝐑 𝐍 𝐀 𝐒 𝖙𝖆𝖗𝕶

𝐒𝐈𝐗𝐓𝐇!

DRUIG SE ESTABA REPLANTEANDO el hecho de retar a Nesryn. Y se dió cuenta de ello cuando la joven de cabellos cortos lo tiró al suelo por quinta vez mientras un cuarzo filoso se clavaba en su garganta. Su poder mental había sido inútil al intentar detenerle, Nesryn era aún más hábil de lo que había observado, el suelo tembló, se agrietó, para terminar siendo encerrados ambos en una esfera de cuarzo blanco.

Tampoco sé espero la paliza física que Nesryn le otorgó cuando una vez más. Druig apostaba que aquello que le había dicho Tony acerca de su hija era una mentira para encubrir el verdadero carácter de Nesryn.

— Es tranquila e inofensiva, entenderá que debe quedarse aquí.

¡Ja! Nesryn lo entendió tan bien que no estaba teniendo piedad con el. Con Druig en el suelo y Nesryn apuntando su garganta a este último solo le quedó como último recurso alzar las manos en señal de rendimiento — si los demás Eternos se llegaban a enterar de que se estaba rindiendo se burlarían de él hasta el siglo siguiente — Nesryn retiró el arma de su cuello y le tendió una mano para ayudarlo a colocarse de pie. La esfera que los rodeaba se desvaneció levemente dejando una serie de escarcha blanca a su paso.

— Creo que me pase...— la escucho murmurar, pero no lo comprendió hasta que la tuvo cerca de su rostro con las manos de la joven limpiando la tierra que había quedado en el rostro del Eterno, y sintiéndose un poco culpable por el labio roto que le había provocado. Ella entendía que su padre la había dejado aquí a ella para protegerla ¿Pero quien lo protegería a él? Era trabajo de ella velar por el bienestar de su padre así como él lo había hecho por ella sin pedirle nada a cambio.

Era impresionante el amor que Nesryn sentía hacia Tony Stark, cada vez que lo observaba trabajar solo pensaba en lo genial, magnífico y gratificante que era tener un padre como él, un padre que no la juzgaba y la impulsaba a superarse cada vez.

— Tengo que ir, Druig, tengo que estar a lado de mi padre aún sí todo el mundo está en su contra — le confesó la chica mientras terminaba de limpiar el rostro del contrario —. Si algo le pasa a mi padre... Perderé el motor de mi vida. Perderé la razón por la que sigo existiendo. ¿No es ese mi deber como Eterna?, proteger a la humanidad. Tony Stark es mi parte humana.

El joven Eterno se había quedado pasmado en el momento en el que Nesryn había concluido de hablar, en sus ojos oscuros podías observar aquel destello anhelante, la desesperación danzando mientras que su semblante se cargaba de preocupación. Ella estaba agobiada, estresada y desesperada. Druig supo que si la detenía ahí, con él, lo único que lograría era ponerla peor de lo que ya estaba. Soltó un suspiro rendido.

— Está bien. Hablaré con Makkari para que venga por ti y llegues más rápido — contestó rendido ante la chica que le gustaba. Nesryn le sonrió con sinceridad mientras asentía.