Capítulo 13

138 90 149
                                    




Hoy me siento especialmente motivada, tuve una mañana productiva, un desayuno saludable, le entendí al ochenta porciento de mi clase de astrología, hice unos estiramientos de yoga y estaba lista para mi siguiente misión.

Desde aquella tarde que vi como tocaban música con copas de vidrio, me quedé obsesionada, así que Mya, mi mamá y yo nos dirigimos al sótano, donde guardamos todo -entre polvo y una que otra araña-, encontramos un set completo de copas de todos los tamaños, era perfecto.

Pasé casi cuatro horas seguidas intentando tocar algo que sonara parecido a una canción y no conseguía nada. Mya era muy sensible a los sonidos agudos, así que paré cuando tocó mi puerta y me suplicó que parara. Tendría que practicar en otro lugar.

Alex y yo nos hemos vuelto realmente muy buenos amigos. Agradezco que hayamos llegado a este punto. Nuestras clases de piano se extendieron a mascarillas de aguacate junto con ataques de risa por cómo nos veíamos, juegos de mesa y muchas, pero muchas horas de pláticas y debates intensos. Incluso horneamos galletas con Nancy por las tardes.

Ella era simplemente increíble. Creo que si hubiera conocido a mi Abuela, sería exactamente como ella; alegre, con un espíritu libre, sabia, protectora y amante de la vida. Los consejos que me daba, podía calmar cualquier torbellino emocional que tuviera en mi vida.

Puedo notar por la forma en la que habla de su esposo y sus anécdotas, lo feliz que ha sido a lo largo de su vida. Claro, no todo había sido color de rosa, perder a su esposo había sido una de las cosas más difíciles para ella, pero no se arrepentía de nada. "Hice todo lo que quise hacer y eso es suficiente" me dijo en una ocasión.

Ella disfrutaba cada instante, nunca antes había visto a alguien atesorar la vida de esa forma. Decía que la vida era un baile y debemos estar dispuestos a seguir el ritmo; no pensé que lo dijera tan literal. Esa misma tarde estaba determinada a enseñarnos a bailar a Alex y a mi... no nos fue del todo bien, hubo varios pisotones y tobillos torcidos, pero lo que aún me pone a temblar, es el recuerdo de la mano de Alex posada en mi cintura atrayéndola hacia él con delicadeza, pero con la firmeza de hacerme sentir que no me iba a dejar caer.

Su respiración tan cerca de mis labios cada que Nancy nos decía que teníamos que estar más juntos me estremecía. Mi estómago siente un vacío cada que esa escena pasa por mi mente.

Hoy fue nuestra última lección de piano antes de que Alex regrese a Boston.

Al terminar, nos quedamos viendo unos instantes sin decir nada. No quería que ese momento acabara, pero pasaron unos segundos hasta que nos dimos cuenta de la hora. Tarde cómo siempre, no es sorpresa.

Me despido rápido, pensando qué tal vez sería más fácil decirle adiós así y salgo corriendo de su casa.

Antes de seguir caminando por la acera, me percato que el coche no estaba, así que me apresuro a marcarle a mi mamá, ella me contesta que llevó a Mya a una junta, era demasiado tarde y no lograría llegar al trabajo caminando.

– Ey tranquila, yo te llevo – Dice Alex – ¿Seguro?
– Claro que estoy seguro. Vamos.

Alex me dejó en el trabajo y afortunadamente llegué a la perfección. Era mi último día, así que mis amigos decoraron la tienda para despedirme apropiadamente y me hicieron unas tarjetitas de colores donde escribieron cosas preciosas.

Traté de disfrutar lo más posible cada instante que me quedaba con ellos. Avanzó el día y ya que se acercaba mi hora de salida, estaba ansiosa pues era la noche de las estrellas, a la que iría con Will, me entusiasmaba pasar tiempo con él.

Viaje a las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora