Capítulo 6

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– Entonces dices que vamos a hacer ¿Qué exactamente?

– Jugar golf y debo advertirte que soy bastante bueno

– Puedes declararte ganador desde este momento, en mi vida he jugado

– Bueno, ya era hora de que lo hicieras y que mejor que tengas a un buen maestro a tu lado ¿No? -Dice sonriente mientras busca unos tenis de mi talla

– Si vamos a hacer esto, lo vamos a hacer bien – Digo mientras recojo mi cabello en una cola de caballo

– Que bien te ves así.

– Gracias. -Lo digo con una reverencia

Debo confesar que estaba bastante nerviosa de jugar pues la última vez que mi tío Vince intentó enseñarme, fue un desastre total. Eso sí, tenía que manejar el carrito, nunca lo había hecho y moría de ganas.

– ¿Puedo manejar?

– Adelante...¡Es todo tuyo! ¿Lo has hecho antes?

– Nope, sube -– Dije con una sonrisa de niña traviesa.

Will se subió algo dudoso y se agarró fuerte de lo lados
– No es para tanto, solo he chocado un par de veces, nada de qué preocuparte.

– muy graciosa. No me preocupa, es solo que puedes no estar acostumbrada al acele....

Acto seguido, piso fuerte el pedal, aceleramos a toda velocidad por unos segundos y frenamos de golpe. Nos echamos a reír y después volví a intentarlo, esta vez más despacio.

¡Que divertido! Es mejor que manejar un coche normal, aparte era una verdadera delicia sentir el aire en todo el cuerpo. El sol comenzaba a ponerse y los colores en el cielo son indescriptibles.

– Lo tenías todo perfectamente planeado, ¿verdad? -Volteo a verlo de reojo y regreso mi mirada al camino

– Que puedo decir, pareces una chica que le gustan los atardeceres y no puedes negar que hace la cita mil veces más romántica.

– No lo puedo negar y aunque es verdad que me encantan, la próxima cita tendremos que ver un amanecer, esos si que son mis favoritos.

– ¿Próxima cita, eh? Sabía que algo estaba haciendo bien – Que no se te suba... Aún no acaba, sigues a prueba.
– Bien, porque tengo más sorpresas planeadas

Es tan cliché que un chico le diga a su cita, que le va a ayudar con su "tiro" ya sea en billar, tenis, tiro con arco o en este caso... golf. No le pude decir que no. Estar rodeada con esos musculosos brazos, sus manos considerablemente más grandes envolviendo las mías, era un sueño. Desde aquí puedo detectar su loción todavía con potentes aromas amaderados y su respiración pasa ligeramente por mi nuca descubierta.

Se balancea suavemente mientras me explica al oído -con una voz susurrante-, el movimiento que tengo que hacer para realizar el tiro perfecto. Me abraza con un poco más de fuerza, dirige nuestros brazos al aire, los baja y le pega a la pelota.

– ¡Hoyo en uno! ¡Lo logramos!

– ¿Qué? ¡No lo puedo creer! -Salte de emoción, porque era el primer hoyo que metía.

– Eres la mejor -Chocamos las palmas
– Bueno, fue algo de trampa, tu hiciste casi todo el trabajo

– Sigo pensando que eres la mejor -Me mira y camina lentamente hacía mí, se inclina para besarme.

De pronto, el momento es interrumpido por un hermoso labrador negro que viene ladrando hacía nosotros y nos sobresaltamos. Al parecer es de una familia que le gritaba a lo lejos su nombre. Se acercó a mí y comenzó a olfatearme.

Viaje a las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora