La reina

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Capítulo 91: Sólo soy amable contigo

Su Cha corrió a los brazos de Bo Muyi y él la abrazó con fuerza de inmediato.

Se sentían muy contentos en el momento.  Su Cha podía oler un aroma natural en su cuerpo, lo que la hizo sentir segura.

"¿Has terminado tu trabajo?"

Bo Muyi no había venido en los últimos días principalmente porque estaba demasiado ocupado en el trabajo.  Solo pudo dedicar un poco de tiempo para llamar a Su Cha.

"Aún no.  Pero te extraño."

El hombre abrazó a Su Cha con fuerza mientras hablaba.  Su Cha sacó una mano de su abrazo para encontrar la llave.  Abrió la puerta y preguntó: "¿Tendrás que irte pronto?"

Bo Muyi apoyó la cabeza sobre sus hombros y no dijo nada.

Su cuerpo alto se inclinó y parecía estar cansado, lo que hizo que la gente sintiera pena por ello.

Entraron en la habitación.  Ya estaba oscuro afuera, por lo que Su Cha encendió la luz.  La habitación se iluminó.

El pequeño apartamento de Su Cha no parecía ser especial entre las miles de casas, pero era bastante acogedor.

Había alquilado uno pequeño con una sala de estar, un dormitorio, una cocina y un baño.  Tenía todo lo que necesitaba pero estaba muy congestionado.

Cada vez que Bo Muyi, que era muy alto, venía aquí, parecía estar más lleno.

Pero era tan noble que la habitación se convirtió en una pasarela de París.

Su Cha sacó algunos libros y le dijo a Bo Muyi: “Hoy tuvimos la última prueba de preparación antes del examen nacional de ingreso a la universidad.  Siento que lo he hecho bien y que puedo obtener una buena calificación”.

Bo Muyi parecía más amable después de escucharlo.  “Por supuesto, mi Cha Cha es siempre el mejor”.

Nunca cuestionó a Su Cha y la creyó por completo.

Su Cha se dio la vuelta y descubrió que Bo Muyi era una persona irreal por un momento.

Parecía una persona que había entrado en su vida desde su sueño.

Puede ser que Su Cha lo haya estado mirando durante demasiado tiempo, Bo Muyi caminó hacia Su Cha y tiró de sus mangas.  “¿Le pasa algo a mi cara?”

Su Cha negó con la cabeza, “Por supuesto que no.  Por cierto, déjame darte una buena noticia.  Terminé una pieza de bordado y la vendí en línea”.

Su sonrisa desapareció, "¿Estás vendiendo ropa en Internet?"

Su rostro mostraba que el hombre estaba especulando.  Ella asintió asertivamente, “Sí.  Lo que vendo en línea es mi arte de bordar.  Tengo que vivir solo y dejar de depender de mi padre.  Ya soy un adulto”.

Ella había estado trabajando en la escuela durante mucho tiempo.  En el pasado, solo había llegado a fin de mes, pero ahora estaba llevando a cabo sus planes.

“Cha Cha, si necesitas dinero, puedes decírmelo en cualquier momento…”

Bo Muyi frunció el ceño.  Su Cha lo vio y tomó sus manos.  Ella dijo con ternura: “Lo sé.  Pero me gustaría experimentar la alegría de ganar dinero.  Además, el bordado me hace feliz.  ¿No es bueno que pueda obtener tanto alegría como dinero?  Si necesito algo de ti, te lo preguntaré”.

Ella tenía toda la razón.  Bo Muyi tuvo que aceptar que el bordado la hacía feliz.

En su mente, Su Cha podía sentirse libre de usar su dinero, pero lo más importante era que fuera feliz.  Nada podría compararse con eso.