Shikamaru sustituye a Sasuke

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Todo el mundo esperaba con impaciencia las vacaciones de Pentecostés.

— Me alegro de no tener que veros ni oíros durante unos días — dijo Iruka.

— ¡Muchas gracias, lo mismo digo! — respondió Shikamaru.

Fue demasiado para Iruka.
Condenó a Shikamaru a escribir veinte frases sobre las alegrías de una maestro.

— Sé cantidad — masculló Shikamaru.

Todo el mundo esperaba con impaciencia las vacaciones. Naruto no. Sasuke no había contestado su carta. No le había dicho nada ni le había escrito.

Naruto era incapaz de comprenderlo. ¿No le había gustado la carta? Hubiera podido decírselo personalmente. ¿Qué significaba tanto silencio. Volvió a sentir aquella tensión en su estómago. Se hartó.
Y como no quería estar pensando siempre en Sasuke, reavivió su amistad con Shikamaru.

— ¿Vas a venir a mi casa está tarde?

Shikamaru se quedo perplejo. Procuro disimularlo y dijo simplemente:

— Si tú quieres.

En la mesa del jardín clasificaron los automóviles en miniatura que coleccionaba Naruto. Deidara le había regalado y, Minato le traía alguno de vez en cuando. Naruto los iba apuntando en una lista y Shikamaru pegaba en los cochecitos diminutas etiquetas de colores con los números. Shikamaru, de todos modos, consideraba inútil todo aquel trabajo.

— Siempre se rompe o pierde alguno — dijo.

— Así me doy cuenta — dijo Naruto.

— Es peor — respondió Shikamaru —. Sólo te sirve para enfadarte aún más.

Luego charlaron de las chicas de la clase. Shikamaru suspiraba por Shion. Naruto no tenía ganas de hablar de Sasuke. Shikamaru se moría de ello.

— Sasuke — dijo Shikamaru — ha mejorado mucho. Juega a todo. Y no chilla tanto como las chicas.

— No sé - dijo Naruto —. Al fin y al cabo es un doncel.

— Diferente.

— ¿Estás mal del coco?

— Sasuke es diferente.

Se hubiera peleado, sin lugar a dudas, si la madre de Naruto no llega a pedirles que regaran los arbustos del jardín con la manguera.

— Ahora mismo Kushina Uzumaki —.
Shikamaru se las daba de diligente.

No pensaba más que en bobadas. La madre de Naruto se echó a reír y dijo:

— Hablas como los niños de las películas.

— Has oído — dijo Shikamaru —, tu madre cree que sirvo para la <<tele>>.

Naruto ni le hizo caso y desenrolló la manguera.

Shikamaru insistió bastante y Naruto lo dejo que regara. Shikamaru se metió la manguera entre las piernas y parecía como si meara.

— Mira, Naruto — exclamó.

Naruto no se dignó a mirar.

— Eres un aguafiestas.

— Seguro.

Shikamaru empezó a mover salvajemente el trasero.

— ¡Ahora soy un elefante!

— Ya está bien — dijo Naruto.

A Shikamaru acababa de ocurrírsele otra idea. Delante de la casa del vecino, en la acera, descubrió el cubo grande de la basura, recién vaciado. Era el de los Hyūga que volvían a casa por la tarde.

Naruto quiere a SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora