También Sasuke se dio cuenta.
— Te pusiste guapo — dijo —. Por nosotros no hacía falta.Él llevaba unos vaqueros de pana. Naruto no recordaba haberle visto así en la escuela.
Sasuke lo empujó para que entrara. Naruto no se esforzó por reconocerlos.
Reinó el silencio unos instantes. Lo miraron e inclinaron la cabeza para saludarle. Y siguieron hablando. Había bastante ruido, pero a Naruto le gustó aquel alboroto.
Sasuke es pobre, pensó, pero se lo pasa bien porque esta gente es muy distinta.
En el centro de la mesa había una olla humeante y una fuente de patatas. Itachi era el que servía. Empezó por Naruto.— ¿Te pongo mucho? — le preguntó. Vio que Naruto tituteaba y le sirvió un poquito. Luego añadió media patata —. Si te gusta habrá más — le dijo.
Era una especie de sopa, espesa y de color parduzco, con pedazos de carne blanca.
Sabía un poco ácida pero estaba buena. Y la carne también. Naruto no se atrevió a preguntar que era.En el momento menos pensado Sasuke le dirigió la palabra y Naruto se asustó. Tanta fue la sorpresa que el tenedor falló la boca y se pinchó la nariz.
— Son callos a la alemana, sabes — le dijo Sasuke.
Asintió y siguió comiendo. Le dolía la nariz. Callos. Kushina solía decir que era de cocinar y comer de todo, menos callos.
— Están ricos — dijo.
— ¿Quieres más, Naruto? — pregunto Fugaku.
Le pusieron un buen plato. Kushina, a veces, se equivocaba. Cuando acabaron de comer Sasuke le preguntó:
— ¿Quieres que te enseñe mi escondite?
— Claro — dijo Naruto.
Atravesaron la sucia plaza que se extendía por delante de las barracas y tomaron un sendero entre huertos.
Sasuke conocía perfectamente el terreno.
Por aquí siempre andaba solo, pensó Naruto. Sentía como una especie de envidia. O celos.
El sendero terminaba en la vía del tren.Los carriles estaban oxidados y entre las traviesas crecía la hierba.
Sasuke le precedía brincando por las traviesas.
— ¡Ven! — le dijo.— A Naruto le parecía todo muy grande.
Corrió detrás de él, tratando de saltar una travies a otra sin conseguirlo.— ¡Demasiado! — gritó Naruto levantando los dos brazos.
— ¿Es bonito, no? — dijo Sasuke —. Enseguida llega la sorpresa.
La sorpresa se escondía entre la maleza, al lado mismo de la vía: una casita de madera.
Más alta que ancha. Debió haber servido para guardar herramientas y de refugio para los guardavías cuando hacía mal tiempo.Sasuke se detuvo delante de la puerta.
— Tienes que esperar un poco — le ordenó —. Primero voy a echar un vistazo. No sé si está todo en su sitio.
— ¿Es tuya? — preguntó Naruto.
— Sí — le respondió orgullosamente Sasuke.— Anda, espero.
Lo oyó trajinar por la casita. Al cabo de un rato Sasuke le abrió la puerta y dijo:
— Sírvase usted pasar, caballero.
En el suelo de tablas había un colchón viejo y por encima del colchón, tapando la mitad, una manta de colores. Había hasta una silla y una estantería con tebeos. Y cinco botes de té, abollados, en hilera.
Sasuke sacó un pedazo de chocolate de uno de ellos. Luego se sentó en el colchón.
Sasuke, aquí, parecía mucho más seguro de sí mismo que en la escuela. Así me gusta, pensó Naruto.
Se sentó a su lado y se repartieron el chocolate. Naruto no sabía que decir. Fue Sasuke el que habló de la carta.
— ¿Es verdad lo que me escribiste?
— ¿Qué?
— Que te gusto.
— Sí, es cierto.
— Tú a mí también me gustas.
Naruto no lo miró, masticaba el chocolate.
— ¿Sí? — pregunto.
— Sí — dijo él —. De verdad.
— Tengo sueño — dijo Sasuke dejándose caer sobre el colchón —. Échate tú también
Se quedaron así un buen rato.
Naruto de espaldas a Sasuke.— Date la vuelta.
Naruto se dio la vuelta. La cara de Sasuke estaba al lado mismo de la suya. Naruto sentía su aliento en la mejilla y en la frente. Cerró los ojos. Sasuke le pasó el dedo por el rostro. Luego, de repente, por los labios. Haciéndole cosquillas.
— Mira que te muerdo.
— Atrévete — dijo él.
Naruto lo atrajo hacia sí, sin abrir los ojos, y mordió.
— ¡Ay! ¡Mi brazo! — gritó Sasuke
Naruto rió.— Siento tu calor — dijo.
— Ahora vamos a dormir — dijo él.
— Yo no tengo sueño.
— Yo tampoco — Sasuke rió, se levantó y saltó por encima de él.
— Vamos a sentarnos en la vía a leer tebeos. ¿Quieres?
Todo lo que a él le gustaba, le gustaba también a Naruto.
Algunos de los tebeos no los había leído.
Se sentaron muy juntitos y se rieron de los dibujos. Naruto sentía muy cerca la risa de Sasuke y puso varias veces el brazo sobre sus hombros, pero volvió a quitarlo. Me falta práctica, pensó.— Tenemos que irnos — Sasuke se levantó, puso los tebeos en la estantería, alisó las arrugas de la manta y cerró bien la puerta.
Esta vez no corrieron. Caminaron lentamente entre las vías.— ¿Te quedas? — dijo Sasuke.
— No puedo, tengo que volver a casa.
Sasuke se detuvo, parpadeó y le dijo:
— Lo que sí que puedes darme es un beso.
Se precipitó en exceso. Sus labios tropezaron con la nariz de Sasuke y no acertó la boca hasta el final.
— ¡Puh! — dijo Sasuke.
— Mañana vienes a casa — dijo Naruto.
— Si me dejan.
— Por la tarde — dijo Naruto —. Adiós.
Se le adelantó corriendo y atravesó la plaza que se extendía entre las barracas sin volver la cabeza. De tan absorto tropezó y cayó al suelo. Se lastimó las manos. Le dolían. Mierda, masculló entre dientes apretando los puños. Le dolieron aún más.
Continuara...
Holaaa :D
¿Qué tal?
Espero que genial 😀
Bueno, espero os haya gustado, un abrazo fuerte y nos leemos en la próxima actualización.
(づ。◕‿‿◕。)づ☆♡
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Naruto quiere a Sasuke
FanficSasuke y sus padres acaban de regresar a Japón después de vivir unos años en Alemania. Pero a Sasuke su país ahora le resulta extraño. Además sus compañeros le ven como un bicho raro. Sin embargo, Naruto, uno de ellos, se sentirá atraído por Sasuke...