La casa de Sasuke

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No hubo clase de trabajos manuales. Acabaron dos horas antes.
Naruto salió corriendo de la escuela para esperar a Sasuke y se escondió en la entrada de la panadería. Sasuke no apareció.
Volvía a hacer el remolón.

Kiba, en cambio, fue a comprar caramelos y le descubrió. Kiba era el más goloso de la clase.

— Lárgate — le dijo Naruto.

— ¿Por qué? — pregunto Kiba.

— ¿Quieres pelea? — replicó Naruto.

— Tú estás mal del coco — dijo Kiba, y se metió en la tienda.

Si sale Sasuke; pensó Naruto, Kiba va a darse cuenta de que me he quedado a esperarlo.

Sasuke apareció poco después. Iba solo por el el otro lado de la calle y no podía ver a Naruto. Era una ventaja. Había que esperar únicamente a que Kiba saliera de la tienda.

Así podría seguirlo. La vieja panadera tardaba siglos en contar los caramelos que iba poniendo en un cucurucho.

Sonó por fin la puerta de la tienda. Kiba se quedó a su lado.

— Anda largate — Naruto le soltó un empujón y Kiba bajó casi rodando los tres peldaños.

Kiba se marchó.

Naruto lo siguió con la mirada. Luego empezó a contar. Para alcanzar a Sasuke tendría que salir disparado al llegar a veinte. No sabía dónde vivía ni el camino que tomaba.

¡Veinte! Salió a todo correr y pudo ver como Sasuke torcía por una esquina.

Cuando estaba a punto de alcanzarlo se detuvo. Con la lengua fuera.
Tenía miedo de que Sasuke le tomara por un imbécil y le mandara de paseo. O se burlara de él. A veces Sasuke era muy suyo

Lo siguió despacio, guardando las distancias.

Si volviera la cabeza me haría un favor, pensó Naruto.

Nada de eso. Sasuke apretó el paso. A lo mejor había notado que la seguía.

Se animó, por fin. ¡Vamos, Naruto! Una breve carrerilla le llevó a su lado.

— ¡Hola, Sasuke!

— Por aquí no se va a tu casa — dijo él, haciendo como si hubiera sabido desde hacía rato que él lo seguía.

— Ya lo sé.

— ¿Quieres acompañarme un trecho? — Sasuke solía hablar como una persona mayor.
Naruto se había dado cuenta el primer día.

— Sí. ¿Dónde vives?

— En el Kleiberweg.

— Pero... — Naruto se calló. Sasuke terminó la frase:

— ... sí, son barracas. Allí vivimos, de momento. Papá ya ha presentado la solicitud. Y pronto volverá a ganarse un sueldo.

— ¿Es que no trabaja?

— En Alemania se quedó sin trabajo porque queríamos irnos a Japón. Y aquí no le dan trabajo porque venimos de Alemania.
Yo no sé qué pensar.

— Es la gente, que es tonta.

— ¿Qué gente?

— Los que no le dan trabajo a tu padre.

— Con nosotros los de abajo pueden permítirselo, dice papá.

Naruto no supo que responder. Tenías que hablar primero con Minato, que nunca se expresaba de aquella forma. Claro que era un caso muy distinto.

— ¿Te la pasabas bien en Konoha?

— En Konoha se estaba bien — le explicó Sasuke —. No muy lejos de las montañas y podíamos jugar en las minas.

— ¿Minas?

— Minas de carbón. Donde lo sacan de las profundidades de la tierra. ¿Sabes cómo son?

— Claro.

— Bueno. Pues mi papá era mecánico de minas. Bajaba todos los días.

A Naruto le pareció muy interesante y se preguntó hasta qué profundidad podrían llegar los pozos.

Sasuke habló de Sakura y Sai, sus amigos de Konoha. Se le encendieron las mejillas. Naruto lo veía de lado. Lo encontró muy guapo y diferente a los otros chicos que conocía.

— ¿Entras? — le preguntó a Naruto cuando llegaron. La barraca casi se caía de vieja.

Naruto hizo un gesto negativo.

— Quiero presentarte — volvía a hablar como una persona mayor. Lo tomó de la mano. Era la primera vez. La mano de Sasuke, cálida y pegajosa, lo arrastró al interior de la barraca.

Detrás mismo de la puerta estaba la cocina. O el cuarto de estar. Allí dentro habían tres personas más. A primera vista Naruto distinguió a dos hombres y una mujer.

— ¿Quién es ese? — preguntó la mujer. Debía ser la madre de Sasuke y también ella parecía extranjera.

— Un amigo. Se llama Naruto.

<<Un amigo>>, había dicho.

Naruto se dirigió hacia la mujer y le dio la mano.

Luego saludo a los dos hombres. Y uno de ellos, con el pelo medianamente corto de color castaño, dijo:

— Yo soy el papá de Sasuke.

El otro era el hermano mayor de Sasuke.

— ¿Quieres comer con nosotros?

— Muchas gracias. Tengo que volver a casa. Mi madre no sabe dónde estoy.

— Lástima — dijo la mamá de Sasuke. Su voz le pareció muy hermosa.

Sasuke salió con él.

Se despidieron y Naruto volvió a casa corriendo.
Miles de pensamientos se agolpaban en su mente. Sasuke le había llamado amigo.

Tenía que preguntarle a Minato por qué el papá de Sasuke no le daban trabajo.

Kushina ya había vuelto y estaba trabajando en el jardín.

— ¿Por qué llegas tan tarde? — le preguntó.

— He llevado a Sasuke a su casa — dijo Naruto.
Kushina asintió, sin inquirir detalles.

Naruto se sintió decepcionado.

Continuara...

Holaaaa :D
Como os encontráis, espero que muy bien.

En fin, espero que os haya gustado este capítulo.

Un abrazo fuerte y nos leemos en la próxima actualización
(づ。‿‿)づ♡

Naruto quiere a SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora