Sunghoon no tiene paciencia, ni un poco. No puede evitar morder sus uñas cuando las cosas no salen como él quiere, y tampoco puede evitar caminar de un lado a otro imaginando escenarios en su cabeza. No puede ser paciente en casi ninguna situación, y es algo que afecta gravemente en su trabajo, pero simplemente es algo que se escapa de la punta de sus dedos.
Justo ahora lo hace.
Se supone que Sunoo estaría en el hotel a las ocho en punto, eso había dicho un par de horas atrás en un mensaje corto con demasiados signos de exclamación y letras solitarias reemplazando palabras monosílabas. A Sunghoon le hace gracia, por supuesto, la manera del omega al escribir tan descuidado, como si le costase demasiado presionar el dedo sobre la 'u' y después la 'e' para escribir 'que' correctamente. Y probablemente esa dificultad que el omega ve en escribir como se debe, la ve también para avisar que llegará un poco tarde, o que no llegará en absoluto.
Han pasado siete largos minutos.
Él no quiere lucir ansioso, aunque, de hecho, lo está.
Piensa que a Sunoo pudo haberle pasado algo, o quizá se ha arrepentido de encontrarse con él. O pudo haber sucedido algo en el taxi y por eso ha tardado tanto. Sunghoon chasquea los dientes porque Sunoo es un terco y se ha dado cuenta de eso en muy poco tiempo. Le aseguró dos veces que podía pasar por él sin problema alguno, pero el omega insistió en que él podía conseguir un taxi y que así estaría mejor, pero el estómago de Sunghoon se retorcía en ese momento de solo pensar en todo tipo de peligro al que podría exponerse el omega viajando en auto con un desconocido en medio de la noche.
Pese a tener a su corazón dando un vuelco desesperado en su muy arraigado pecho, Sunghoon se ha limitado a controlar sus impulsos de llamar al omega para saber la razón de su tardanza. Incluso quiere reclamar, y no sabe de dónde ha salido tal idea tan permisiva, pero está en su mente y lo hace sentir mal porque, de hecho, no tiene derecho de reclamar nada en absoluto.
Pero ya han pasado doce minutos y Sunghoon no quiere estar más en esta situación.
Cuando busca entre sus mensajes recientes la conversación del omega en su teléfono y está por comenzar a escribir, la puerta es tocada con tres "toc", un segundo entre cada toque. Sunghoon deja salir el aire que estuvo reteniendo en sus pulmones, se desinfla, y su corazón parece emocionarse ahora.
- Hola, omega -le saluda cuando abre la puerta y ve al muchacho cubierto de pies a cabeza con ropa completamente negra. Tiene las mejillas sonrojadas y la punta de la nariz adornada con un color bermellón coqueto. Sunghoon confirma por décima vez lo precioso que es Sunoo.
- Hola -responde. Y es todo lo que Sunghoon necesita, realmente lo es.
Se hace a un lado y el omega se desliza dentro de la habitación. Sunghoon no puede evitar aspirar el aroma del omega cuando pasa a su lado, y encuentra lo de siempre: el olor a vainilla de un perfume artificial que rocía siempre sobre su ropa y sus muñecas.
- Te has tardado -dice, cerrando la puerta detrás de él, sus mejillas tibias ante la luz de la luna y sus ojos creando una preciosa mezcla con el grisáceo que el satélite le otorga como una ofrenda.
Sunoo gira la cabeza sobre su hombro y le mira con una ceja alzada, luciendo tunante.
- Quince minutos.
- No me gusta la impuntualidad -afirma, comienza a caminar hacia el omega sin querer perder el aroma que se escabulle en sus fosas nasales.- Y estaba preocupado.
Sunoo suelta una risa tan corta que a Sunghoon no le da tiempo de guardarla en su memoria.
- ¿Preocupado? ¿Por qué?
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Amateur. ‹𝟹 Sungsun
Hayran Kurgu❛ Sunoo es un omega con un cachorro en casa y un trabajo que lo explota sexualmente. Sunghoon quiere ser su único cliente, prometiéndole una vida diferente, y todo lo que Sunoo tiene que hacer es ceder a su juego sexual. ❜ ──⠀۪ ୨୧ ۫sungsun ──⠀۪ ୨୧ ۫...