Capítulo 15

129 34 4
                                    

21.01.2022

[...]

Bahiyyih sentía que iba a morir ahí mismo.

Estaba en la casa de la chica que le gusta y su madre acaba de llegar.

Myah y ella se miraron con los ojos abiertos como platos, sin duda ambas entraron en pánico.

El subconsciente de la mayor comenzó a rebuscar entre sus recuerdos para encontrar alguna salvación, y por suerte la encontró.

"Ella siempre dice "Ya estoy en casa" al llegar, esa es tu señal para esconderte"

Las palabras de Rui Qi se le vinieron a la mente, así que inmediatamente se incorporó

"Rápidamente escóndete debajo de la cama"

Y sin perder más tiempo, Bahiyyih se lanzó al suelo y se metió debajo de la cama.

"Ella siempre sube a saludar, Myah es la primera así que cuidado"

Vio como los pies de su menor se movían de un lado a otro, al parecer estaba ordenando.

Empezó a temblar cada vez más al escuchar los pasos subir por las escaleras.

Myah, al terminar de quitarse la crema batida de la cara y sentarse, vio a su madre asomarse por la puerta

–Hola mamá, ¿Cómo te fue? –Saludó sonriente.

–Hola, cariño, me fue bien –Le sonrió a su hija –¿Estabas jugando? –Preguntó al ver el mando en la cama.

–Síp, también comí unas cuántas fresas.

Bahiyyih no siguió prestando atención a la conversación ya que su vista se fijó en una arañita que estaba al frente de ella.

Una GIGANTESCA arañita.

Era enorme, con sus largas y delgadas patas, estaba quieta.

Rogó que estuviese muerta.

La araña se acercó a ella rápidamente.

En un intento de alejarse, se golpeó la cabeza con la cama.

–¿Escuchaste eso? –Preguntó Yubing.

–¿Qué cosa? –Obviamente sabía perfectamente a lo que se refería.

Bahiyyih no quiso seguir escuchando, ella sólo estaba concentrada pensando:

"Diooos está aquí está aquí, tan cierto como el aire queee respiroo, tan cierto como la mañana se levaaantaaa, tan cierto como que este canto lo puedes oír"

–Nada... Creo que me iré a dormir, estoy cansada –Rió –Buenas noches.

–Buenas noches mamá –Ni siquiera se había dado cuenta que era de noche, el pasar tiempo con Huening hacia que su noción del tiempo desapareciera.

Cuando su madre se fue cerró la puerta.

Ante éste acto la castaña rápidamente salió de su escondite, sin sudadera.

–¿Y tu sudadera? –Preguntó en un susurro.

–Larga historia, después te cuento –Dijo en el mismo tono, dirigiéndose a la ventana –Fue un placer pasar la tarde contigo Myah.

–Igualmente, pero, ¿Estás segura que te irás por ahí? –La miró insegura.

–Si tú madre llega a verme no saldré viva, así que prefiero romperme las piernas –Rió un poco y abrió la ventana.

–Está bien, baja con cuidado –La ayudó a salir –Espero que nos veamos de nuevo pronto –Sonrió con las mejillas rojas.

–Yo también, sabes que siempre estoy libre por si quieres salir –Le guiñó el ojo, recibiendo un pequeño golpe, ambas rieron –Adiós –Con sus dos manos al borde fue bajando de a poco, viendo cuidadosamente donde poner su pie.

–Adiós.

–Oye, Myah –La voz de su madre la hizo saltar, casi inmediatamente cerró la ventana de golpe.

Bahiyyih sintió cómo sus dedos murieron ahí mismo, y dejando salir un grito cayó.

–¿Qué pasó, mami? –Se volteó, disimulando.

–¿Escuchaste eso? –Volvió a preguntar confusa.

–¿Qué cosa?

–N-Nada... Escuché como si un saco de papas cayera al suelo, creo que necesito dormir con urgencia –Rió un poco –Venía a avisarte que mamá Jin llegará dentro de poco.

–Oh, está bien –Sonrió –Vaya a dormir, ahora sí buenas noches.

–Buenas noches –Sin decir más, se fue a su habitación.

Apenas Yubing se retiró, Myah abrió la ventana y se asomó, intentando buscar algún rastro de Bahiyyih.

La mayor ya no estaba, así que supuso que no le pasó nada grave, suspiró aliviada.

Cerró la ventana nuevamente y se dejó caer en su cama, pensando en el día.

Sonrió al recordar lo bien que lo pasó cuando jugaron con su PS4, y cómo rieron cuando mancharon sus caras de crema batida.

Pero sus mejillas se pusieron rojas al recordar la imagen de Bahiyyih encima de ella.

Recordó cómo su vista se fue directamente a los labios de su mayor, quedó hipnotizada por lo dulces que se veían estos.

Se dio cuenta en lo que estaba pensando y escondió su cara en una almohada, comenzando a dar patadas en el aire.

¿Por qué repentinamente pensaba en eso? Sentía su cara arder.

No sabía por qué, pero por una extraña razón quería repetirlo.

De repente recordó la sudadera de Huening.

Se levantó y miró bajo la cama, encontrando lo que buscaba.

Sacó la prenda y la sacudió para sacar el polvo.

Se volvió a recostar, abrazando la sudadera y oliéndola.

Sonrió bobamente al sentir el olor de Bahiyyih impregnado.

Olía demasiado bien.

No sabía qué le ocurría, pero no quería que ese sentimiento se fuera.

Un cosquilleo en su mano la sacó de sus pensamientos, la miró y se encontró con la grata sorpresa de que una arañita estaba recorriéndola como si fuera su casa.

Nunca gritaba, y si lo hacía pareciera como si sólo estuviera alzando un poco la voz.

Pero esta vez gritó tan fuerte que sintió su garganta arder.

[...]

Cuando por fin estuvo alejada de la residencia Guinn, Bahiyyih se sentó a descansar.

Su espalda dolía al igual que sus piernas, pero por lo menos salió sin que la señora Guinn se diera cuenta.

Algún día recuperaría su sudadera, ahora lo importante es que debía volver a casa.

Suspiró y una gran sonrisa adornó su rostro.

Hoy fue uno de los mejores días de su vida (El mejor obviamente fue conocer a Myah).

Y también fue el día en el que sintió un miedo inimaginable y que nunca más quería volver a experimentar.

¡𝐏𝐎𝐑 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑, 𝐒𝐄𝐍̃𝐎𝐑𝐀 𝐆𝐔𝐈𝐍𝐍! ' HBH + GMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora