Capítulo 7

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Faltan exactamente treinta y siete días para el Super GT Japonés y con su llegada mi nerviosismo y ansiedad iban aumentando. No solo eso, sino que la presión que mi madre ejerce en mí también iba de mal en peor, y la fiesta que preparó para esta noche tampoco ayuda de mucho.

- Papá –rogué con carita de perrito- Por favor, nunca te he pedido nada. Permite que Shinichiro sea mi acompañante.

- ¿Sabes la otra razón por la cuál sea realiza esta gala? –pregunta mientras sigue trazando líneas en el plano.

- Si –dije entre dientes- Es para que pase la velada con Hiroko-san.

- Exacto, y sabes lo que pienso sobre eso.

- Si, con más razón te pido que me dejes llevarlo.

- Llama a ese chico Sano –sentenció con una risa maliciosa- Y veamos al mundo arder.

- Eso papi –reí mientras chocábamos la mano de forma victoriosa- Muchas gracias.

Mi vínculo con el pelinegro se ha fortalecido más, me alegra mucho el saber que lo conocí, siento que su presencia es el arcoíris después de mi tormenta. Se ha encargado de que me acostumbre a su voz y no poder sentirme tranquila sin haber hablado con él a menos de una vez; Shinichiro es la persona más radiante que he conocido hasta ahora, le gusta conversar para que no haya silencios incómodos y no quedarse quieto en un solo lugar, ama su tienda y a su familia y en cada ocasión saca a relucirlo.

En pocas palabras, es un sol que navega en la noche.

Con ese pensamiento salí del estudio de mi padre y fui directamente a mi habitación. Lo llamaré para preguntarle si desea acompañarme, solo espero que acepte.

- ¡Lele! –respondió luego de cuatro tonos.

- Hola, morocho –saludé feliz.

Él al fin descubrió lo que significaba, y cuando lo supo cada vez que nos hablábamos no era capaz de formular una frase sin trabarse. Era muy tierno.

- ¿Qué ocurre?

- Quería preguntarte si estás ocupado esta noche.

- ¿Acaso me estas pidiendo una cita? –dijo con diversión y coquetería.

¿Cita? –pensé sonrojada.

- N-no –dije apenada- O sea, si me gustaría, pero no esta noche porque será una salida rara e incómoda...

- Hoy soy todo tuyo –me interrumpió riendo- ¿Qué haremos?

- Genial –suspiré aliviada- Mis padres han preparado una gala, será una cena tipo fiesta para celebrar un proyecto exitoso de mi papá. Me gustaría que fueses mi acompañante.

- ¿E-es formal? –pregunto sorprendido.

- Lamentablemente si –susurré- ¿No tienes problema?

- No, claro que no –respondió luego de unos segundos- ¿A qué hora?

- A las veintiuna, básicamente al horario de la cena.

- Te pasaré a buscar quince minutos antes –sentenció.

- De acuerdo –acepté sonriente- Nos vemos en la entrada de mi casa.

Estaba por cortar la llamada pero antes volví a hablar.

- ¡Ah! Y Shinichiro ¿de qué color será tu traje?

- Ne ne, Wakasa –susurró para que no lo escuchara pero aún así lo hice- ¿De qué color es el traje?

- Saco y pantalón negro, camisa blanca y corbata azul –respondió una voz cansada.

- Saco y pantalón negro, camisa blanca y corbata azul –repitió.

- Esta bien, eso es todo, gracias –reí.

Nos despedimos y yo me puse como loca a buscar un atuendo en mi gran armario.

Y en estos momentos estoy en una gran encrucijada.

Primero, deseaba ir en conjunto a Shinichiro, y ni siquiera sé por qué. Segundo, no quería un vestido, a pesar de que son hermosos y elegantes, sentía que para esta noche no irían acorde. Tercero, tampoco quería ir de traje ya que él irá así y no quiero que estemos iguales sino combinados.

Lo peor de todo esto es que no sé por qué me esmero tanto en estar perfecta cuando esta cena ni siquiera me interesa.

(...)

Luego de unas horas buscando un atuendo me decidí por usar un vestido con falda en forma de campana y un pequeño escote, este será de color azul francia con encaje de flores. Mis zapatos con tacos son plateados que irán en conjunto con mi gargantilla y mis aretes.

- ¡Lexa! –sonó la voz de mi madre desde abajo- ¡Baja en este instante! ¡Se nos hará tarde!

Gruñí en respuesta y bajé por las escaleras rápidamente pero con cuidado de no irme al suelo. Al llegar estaba toda mi familia arreglada para esta noche: mis padres, mi hermana y su esposo junto a mis sobrinos.

- Tía Le, estamos iguales –sonrió Nyoko, ella usaba un vestido muy parecido al mío con sandalias plateadas.

- Son las princesas de la casa –comentó mi padre dándome un beso en la sien- ¡Oh! ¿Cuándo vendrá ese chico, Lexa?

- ¿Qué chico, William? –gruño mamá.

- El acompañante de tu hija –respondió burlón y divertido de la situación.

- ¿Qué dem...? –estaba enojada y si no fuese por el sonido del timbre hubiese explotado en ese momento.

- ¡Adiós familia! ¡Nos vemos en el salón!

Salí rápidamente antes de tener una discusión indeseable y me encontré con Shinichiro apoyado en su motocicleta. Estaba vestido tal y como dijo por la llamada, a diferencia que en el bolsillo superior del saco tenía un pañuelo azul al igual que la corbata, su pelo estaba en su ámbito natural y en sus manos sostenía una rosa blanca.

- Buenas –saludé tímida.

- E-estas hermosa... Esto es para ti, espero te guste -me entregó la rosa estaba sonrojado- ¿Nos vamos? –señaló el vehículo- Estuve pensando en cómo ir hacia la cena ya que supuse que usarías vestido ¿por qué no vas delante mío y yo detrás?

Sonreí a la vez que me colocaba la rosa en el pelo como broche, y su lógica no era mala así que asentí a su pregunta. Me acomodé en el asiente delantero y apoyé ms manos en el manubrio mientras él se subía en el asiento trasero, colocó una distancia prudente.

- ¿Lista?

- Más que lista.

Eso fue lo que respondí, pero la verdad tenía muchas ganas de decir "contigo más que lista"

Estaba emocionada, era la primera vez que pasaría una cena de negocios feliz sin necesidad de prestarle atención a los hijos de los amigos de mis padres y no quería que nada lo arruinara.




Nota: En el amor regalar rosas blancas es símbolo de querer transmitir a la pareja que se espera un relación amorosa sólida, estable, pura y eterna. ¿Lo sabían? Porque Shinichiro si juju.

Entre Motores || Shinichiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora