Capítulo 13

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¿Por qué es así? ¿Acaso los hijos son solamente objetos para satisfacer los deseos frustrados de nuestros padres?

¿Por qué debemos cargar con las exigencias de ellos? ¿Acaso no saben que esa maldita metodología de educar a los niños con una actitud en la que no se permiten los errores podría crear en ellos inseguridades y otros problemas de autoestima?

Estoy harta, la mente humana llega a un punto en el que explota.

Me rompo la cabeza todos los entrenamientos para calmar los gritos de mamá, quiero que me elogie, ser su orgullo, por lo menos recibir un "bien hecho". Sin embargo, lo único que obtengo son miradas de desaprobación, no importa que tanto me esfuerce, nunca soy lo suficientemente buena para ella.

Todo porque ella no fue campeona de automovilismo en la década de los 90.

Mi madre, Isabella Johnson, la piloto reconocida en los noventa que salió en segundo lugar en el Super GT Japonés que se llevó a cabo en este país en 1985, cuando yo era apenas una bebé de tres años.

Desde su fracaso, obligó a Ethan a salir campeón, quien en su momento ya era fanático del automovilismo. Él nunca negó ninguna de las ordenes de mamá, pero un mes antes de fallecimiento se lo notaba desganado, podía jurar que ya se rendía, sin embargo, nunca bajó los brazos.

Seguiré su ejemplo, saldré campeona de la edición de 2003.

Pero lo haré por mi, no para darle el gusto a mi madre, porque el logro estará mi nombre y no el de ella.

- ¿A dónde vas? –hablando de Roma.

- Lejos –respondí seca, me estaban comenzando a molestar las mismas preguntas.

- ¡Lexa! –me tomo del brazo bruscamente antes de salir por la puerta- ¡Escúchame bien!

- ¡Suéltame, me duele!

- ¡Estas a tan solo una semana de la competencia! ¡Y ese niño mugroso no hace más que distraerte! ¡Solo te llena la cabeza con porquerías!

- ¡No le hables así! –me solté de su agarre- Te guste o no, él ya forma parte de mi vida.

Antes de que diga algo cerré la puerta en su cara y me fui de ahí lo más rápido posible.

Desde que lo conocí que sigue con lo mismo. Que no es digno de mi, que es una persona vulgar, que no tiene futuro, y millonada de cosas donde lo denigra de todas las maneras posibles.

Es mi madre, pero con cada comentario que larga se está ganando mi odio.

- L-ele, me estás apretando mucho –dijo adolorido.

- ¡Ah! ¡Lo siento! –lo solté. No me había dado cuenta de lo fuerte que lo sostenía, estaba tan sumida en mis pensamientos que me olvidé por completo que íbamos en su motocicleta hacia un destino desconocido para los dos. Eso era lo que más me gustaba de ir en motocicleta con el Sano, andábamos sin rumbo.

- ¿Te encuentras bien? Pareces enojada.

Suspiré- Más o menos, ya sabes, mi madre.

- ¿Te he causado algún problema?

- ¡No! –respondí de inmediato- Solo estoy estresada porque se está acercando la competencia.

- ¿Quieres que hablemos?

Me quedé en silencio, no podía contarle la razón de mi estado de ánimo. Tengo miedo de que si la sabe, se vaya de mi lado.

Antes de poder responderle con una excusa, Shinichiro detuvo de repente el vehículo.

Entre Motores || Shinichiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora