Capítulo 10

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Jodido sol. Juro que me crearé un arma para destruirte así ya no me molestes mal ¿por qué no eres como la luna? Ella nos da luz y es fresca, no molesta a nadie y es romántico cuando te encuentras debajo suya.

Gruñí con fastidio acompañado por un fuerte dolor de cabeza. Diría que nunca más volveré a tomar pero estaría mintiendo. Solo iré hacia casa y tomaré una pastilla para el dolor.

Mientras abría lentamente mis ojos los recuerdos llegaban a mi rápidamente, sin embargo, a pesar de haber pasado la noche con más personas, Shinichiro fue quien estuvo presente en todo momento y es con él quien tengo el último recuerdo. Me sonrojé de solo pensar en lo guapo que se veía vestido de pantalón de jean y con la camisa negra con los primeros dos botones abiertos, además de cómo no podía sacarle la mirada de encima.

No quería que esos pensamientos se apoderaran de mi ahora, no quería sentir nada más aparte de amistad con él por el simple hecho de no querer arruinar nuestra relación.

Negué con la cabeza y me estiré en mi lugar, cuando de pronto mi brazo derecho chocó con algo.

- ¿He? –murmuré confundida, pero luego lo vi- ¡¿He?!

Ahí estaba Sano Shinichiro. Dormido profundamente en el asiento de copiloto. Y luego me acordé que yo debía llevarlo a su casa, y no solo eso, sino que recordé mejor nuestra conversación de por qué no nos fuimos ayer.

- Hey –lo moví lentamente- Shinichiro debemos ir a casa.

- Solo un poco más Emma... murmuró y se dio vuelta dándome la espalda.

- Soy Lexa –gruñí, no tengo paciencia para esto.

- Si... si...

-... Le diré a Emma que no quieres ir a desayunar –improvisé.

Una de esas veces en la que hablábamos por teléfono me comentó que su hermanita lo regañaba cuando no cumplía con su horario para comer y que él le tenía miedo. Vamos a utilizar esa información a mi favor.

- ¡No! –saltó del asiento mirándome agitado.

- Funcionó –reí.

- Ugh... ¿Lele? –se agarró la cabeza con una mueca de dolor.

- La misma ¿te acuerdas de algo que pasó ayer?

Se lo pensó un poco y luego su cara se transformó en sorpresa y vergüenza.

- Si... -se tapó la cara con sus dos manos.

- Tranquilízate –sonreí- ¿Te parece ir a una farmacia para comprar algo para el dolor y de ahí te llevo a casa?

- Me parece perfecto –suspiró recargándose en el asiento con su antebrazo cubriendo su cara- ¿No te gustaría ir a desayunar a mi casa?

Salté en mi lugar con el teléfono en mis manos, le estaba por mandar un mensaje a mi familia de que estaba bien.

No sabía que decir, mis fachas no eran las mejores y estaba segura de que olía a un fuerte aroma de alcohol, sería mucha la vergüenza que pasaría si me vieran de esta forma.

Pero tengo un plan, gracias Ava, te debo una grande.

"Una chica siempre le gusta verse bien, así que lleva contigo ropa de cambio y todo tipo de accesorio para arreglarte en el momento, como maquillaje, perfume, cepillo de dientes... Nunca sabes cuándo sucederá una emergencia"

Sonreí recordando que en el maletero del auto siempre llevo una muda de ropa y en mi bolso traía un pequeño estuche que incluí todo eso que me nombro Ava cuando me preparó para mi primera vez saliendo.

Entre Motores || Shinichiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora