Llegar a un lugar al que no puedo llamar hogar es raro, es raro estar un año atrasada en la escuela, la actitud de papá es rara, para resumir todo lo que pasa es raro.
Pero ni de cerca como la actitud de los Choi y Kang Taehyun. Esos cuatro chicos t...
"Qué tal si hacemos un viaje para encontrarnos a nosotros mismos, Si hacemos eso, estoy seguro qué la vida sería mejor"
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Era fácil saber que era sábado porqué el autobús iba vacío. Los tres nos sentamos juntos en la parte trasera. Sí, los tres. Al bajar al lobby esa tarde para encontrarme con Yeonjun se encontraba también Soobin esperando.
—Así que, ¿dónde iremos? —pregunté. Yeonjun llevó su índice a sus labios indicando que era un secreto, Soobin bufó sin mirarnos y el mayor solo se encogió de hombros. Nuestro trayecto fue más corto de lo que hubiera esperado, bajamos tan solo unas cuadras después, cruzamos la avenida y comenzamos a bajar hacia el subterráneo en la estación de Eugam.
Subimos al vagón y el viaje fue, dentro de lo que cabe, silencioso. Solo era posible escuchar el sonido de las vías, y algún murmullo lejano. Después de algunos minutos bajamos en la estación de Hapjeong, para ahora comenzar con nuestro camino hacia la salida. Cuando nos encontrábamos en la calle pregunté:
—¿Vamos a Hongdae?
—No precisamente —respondió Yeonjun con su usual sonrisa de 'Yo sé más que tú' mientras seguíamos caminando por la calle—. Iremos a un sitio cercano. Quizá más tarde podamos ir si quieren.
—¿Y si no queremos? —contestó Soobin con indiferencia. No pude evitar arrugar mi nariz.
—Pues no vas y punto —repliqué con cierta irritación, pues su actitud no me agradaba. Él me miró y su postura cambió ligeramente.
Después de algunas cuadras llegamos a un local de arcade. Entramos al lugar mientras Yeonjun y yo mirábamos a todas direcciones buscado opciones para jugar, Soobin miraba directamente a las maquinas de peluches.
—No sabía que te gustaran los peluches —mencioné un poco asombrada. Yeonjun escuchaba atento.
—A mi no, pero Huening...
—A Kai no le hacen falta peluches —contesté rápidamente entiendo a dónde iban sus pensamientos.
—No, pero parece querer uno de cumpleaños —contestó Soobin.
—Bueno —dijo Yeonjun tomándonos a Soobin y a mí del brazo empujándonos hacía las maquinas— empecemos con los peluches entonces.
***
Pasar tiempo en el arcade había sido divertido, Yeonjun conocía tanto a Soobin que sabía que decir para generar una competencia extraña entre ambos. En algún punto incluso, ellos parecían los amigos de siempre, como si el tiempo jamás hubiera pasado, como si jamás hubieran tenido diferencias. Después de casi tres horas en aquel sitio, varias discusiones resueltas con "piedra, papel o tijera" y algunas fotos de una cabina del lugar decidimos ir, finalmente a Hongdae, para comer un poco de pollo frito.