Capítulo XXXI

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Los días en La Madriguera eran divertidos. Ron y Hadley no paraban de hablar sobre quidditch y lo divertido que será ir a la final. Los gemelos se encontraban molestando a Percy con su trabajo "Según el señor Crouch... Como le iba diciendo al señor Crouch... El señor Crouch opina... El señor Crouch me ha dicho". Peter y Gwen se divertían también y habían ayudado varias veces a los gemelos con algunas bromas.

Una fuerte explosión se escuchó desde arriba.

Sra. Weasley: Estos chicos... ya no sé qué voy a hacer con ellos.

Peter: ¿Qué ha sido eso?

Ginny: Fred y George quieren abrir una tienda de bromas "Sortilegios Weasley".

Ron: Mamá quiere que trabajen en el ministerio, pero se niegan.

...

El día pasó de manera rápida, pero la Sra. Weasley les dijo que ya se fueran a descansar para levantarse temprano.

Ron: Hadley y Gwen dormirán con Ginny. Tú vienes conmigo –dijo al castaño.

Peter: Bien. Hasta mañana chicas.

H/G/G: Hasta mañana Pete.

Sr. Weasley: Cuando despierten Hermione ya habrá llegado.

Hadley: Se llevará una gran sorpresa.

Peter: ¿Por qué?

Hadley: Por ti, mírate no te pareces en nada al hico que conocí en el tren.

Peter: No es para tanto.

Gwen: Si no te conociera diría que eres un alumno de sexto año.

Ginny: Uno con un muy buen cuerpo.

Sra. Weasley: ¿Cómo? –preguntó desde la cocina.

Ginny: Nada mamá.

Sra. Weasley: A la cama.

...

Las primeras del día habían llegado, pequeños rayos de luz se hacían presente. Una castaña se encontraba entrando a hurtadillas a la habitación de un par de jóvenes.

Hermione: Veamos... ahí está mi Pete –dijo viendo al castaño-. Quiero despertarlo, pero se ve tan guapo dormido... tal vez... excelente.

La Gryffindor se había echado al lado del castaño y por parte del castaño solo la abrazó al gustarle el calor que le daba. Estuvieron de esa manera unos quince minutos que para la mala fortuna de la leona tuvieron que acabar.

Sra. Weasley: ¿Todo bien Hermione? –dijo desde la planta baja.

Hermione: Yo... sí... solo me distraje un segundo- dijo nerviosa.

Peter: Fueron los mejores quince minutos ¿no crees?

Hermione: Sin duda –dijo por reflejo- ¡¿Es... estabas despierto?!

Peter: Sí. A mí también me gustó, así que no te dije nada. Buenos días Herms –dijo para darle un beso en la mejilla.

Hermione: Buenos días Pete.

Peter: Hay que despertar a los demás –dijo levantándose.

Hermione: Peter... ¿Eres tú?

Peter: Claro que soy yo. ¿Te gusta lo que ves? -preguntó con tono burlón.

Hermione: Sí... ¡no! Quiero decir te ves bien. Yo... yo tengo muy buena suerte –dijo en un tono muy bajo.

La pareja se levantó de la cama y pasó a despertar al pelirrojo que se encontraba en la otra cama. Dejaron que se vaya alistando y fueron a despertar a las chicas. En el momento que entraron vieron a una Hadley que se encontraba moviendo en toda la cama y sudando frío.

Una araña mágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora