Capítulo LXIII

299 40 5
                                    

El grupo salió rápidamente al exterior, donde las escobas y los thestrals esperaban. La tormenta ya comenzaba a desatarse, con truenos retumbando y relámpagos iluminando el cielo oscuro.

Hadley: Cuídate Peter –dijo abrazando al castaño.

Peter: Te aseguro que nos veremos después.

Cada pareja montó su medio de transporte y se elevaron en el aire.

Sirius y Hadley volaban en la motocicleta de Sirius, enfrentándose al viento y la lluvia.

Hermione y Tonks, montando un thestral, volaban con cuidado entre los árboles y los edificios.

Hermione: Esto es más difícil de lo que recuerdo –comentó, aferrándose al thestral.

Mundungus y Moody, a pesar de las dificultades, mantenían el control de su escoba.

Moody: No hagas nada imprudente, Fletcher –gruñó.

Mundungus: No planeo hacerlo –respondió, tratando de sonar seguro.

Peter Parker estaba en una escoba, se movía ágilmente entre los presentes, manteniendo un ojo vigilante sobre el grupo.

Hadley: Serías buen jugador de quidditch.

La tormenta rugía a su alrededor. Cada pareja avanzaba con precisión, siguiendo el plan para garantizar la seguridad de Hadley.

Ella podía sentir la tensión en el aire, una sensación de peligro inminente que la hacía aferrarse más fuerte. Sirius, con su rostro decidido, mantenía la vista al frente, guiándolos hacia la zona secreta donde estarían a salvo.

Detrás de ellos, Hermione volaba junto a Tonks, ambas luchando por mantener el equilibrio en medio de la tormenta. Gwen y Lupin se mantenían cerca, comunicándose con miradas rápidas, mientras que Felicia y Hagrid volaban juntos, con Hagrid montando una motocicleta mágica que rugía contra la tormenta. Fleur y Kingsley avanzaban a pesar del caos, y MJ y Arthur cerraban la formación, protegiendo los flancos. Moody, por su parte, volaba junto a Mundungus, siempre alerta, y Peter avanzaba en solitario, enfrentando cualquier amenaza.

De repente, un relámpago iluminó el cielo y, en ese breve destello, Hadley pudo verlos, un grupo de unos treinta mortífagos, apareciendo de la nada, sus varitas alzadas y listas para atacar. Un grito de alerta rompió el estruendo de la tormenta.

Moody: ¡Mortífagos! –gritó, su voz retumbando a través del viento-. ¡No se queden a luchar! ¡Todos deben seguir avanzando! ¡Peter, quédate y ayuda a todos los que puedas!

Hadley sintió un nudo en el estómago al escuchar la orden. No quería dejar a sus amigos atrás, pero Sirius la sujetó con firmeza.

Sirius: ¡Tenemos que seguir, Hadley! –dijo con urgencia-. ¡Confía en Peter y en los demás!

Hadley: ¡Pero...! –comenzó, su voz ahogada por el viento y la lluvia.

Sirius: ¡No hay tiempo para discutir! –la miró con intensidad-. ¡Tenemos que llegar a la zona secreta!

A regañadientes, Hadley asintió, su corazón latiendo con fuerza mientras veía a Sirius. Mientras avanzaban, pudo ver a sus amigos preparándose para la batalla. Hermione y Tonks intercambiaron una mirada de determinación antes de apuntar sus varitas hacia los mortífagos que se acercaban. Lupin y Gwen también sacaron sus varitas, listos para defenderse mutuamente. Hagrid rugió un desafío mientras Felicia lo cubría, y Fleur y Kingsley se posicionaron estratégicamente para repeler a los atacantes. MJ y Arthur, con rostros serios, se prepararon para enfrentarse a la horda.

Una araña mágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora