Einherjer

Secuestro

-¡Greatest Caution!

Rhadamanthys de Wyvern había elevado su Cosmo al máximo, que en combinación con la sangre de Eris, resultó en la transformación de la Surplice en Armadura Divina, engrandeciendo aún más su poder.

Los cinco Caballeros Dorados que se encontraban ahí se cubrieron como pudieron. Pero el poder de Rhadamanthys era demasiado, no saldrían ilesos de aquel ataque; no a menos que...

-¡¡¡Kān!!!- Virgo se abalanzó delante de sus compañeros, lanzando su poderosa defensa.

-¡Shiryu! ¡Ahora parece un buen momento para sacar las armas!- le gritó desesperado Ikki de Leo.

-¡Espera!- interrumpió Sagitario. -Aún con las armas, su poder excede el nuestro. Necesitamos al resto...

-¡Chicos! ¡No podré resistir mucho en la defensa! ¡Lo que piensen hacer, háganlo rápido!- exclamó Shun.

-Kiki, ¿cómo van por allá?- le preguntó Seiya a través de su Cosmo.

-¡Nos están acabando!- respondió el Caballero de Aries, agotado. -¡Stardust Revolution! ¡Son demasiados, Seiya! ¡Y cada vez vienen más!

-¡Chicos!

-¡Seiya!

-¡Greatest Caution!

El ataque de Rhadamanthys impactó directamente en Shun, quien salió disparado hacia uno de los pilares que se hallaban en el salón, estrellándose con fuerza; cayó al suelo completamente inconsciente.

-¡Shun!- Hyoga de Acuario intentó correr hacia su esposo, pero Minos de Griffon no le dejó.

-¡Cosmic Marionation!

Acuario se retorció de dolor. De por sí, el ataque de Minos era poderoso, pero con la sangre de Eris, lo era aún más.

Shiryu se disponía a ayudar a su camarada con los Cien Dragones de Rozan, pero antes de que pudiera siquiera pronunciar una palabra, Aiacos de Garuda arremetió contra el ex Dragón.

-¡Galactic Illusion!

-¡Rozan Hyaku Ryūha!- el ataque, que pretendía ser para Minos, terminó impactando contra Garuda. No es que le haya hecho mucho daño, apenas un rasguño.

Hyoga comenzó a elevar su Cosmo, para poder lograr soltarse de la ofensiva de Griffon. Su Cosmo estaba tan alto como para despertar el Séptimo Sentido, una luz comenzó a emanar del ex Caballero de Cygnus, al igual que las marcas del lado izquierdo de su cuerpo.

-¡¡¡D-Diamond... Dust!!!- una explosión de hielo y frío congelante salió disparada del Caballero Dorado, rompiendo la ofensiva y logrando liberarse.

Hyoga cayó al suelo, exhausto, su Cosmo se estaba debilitando, y las marcas en su rostro lo hacían sentirse más débil que de costumbre.

Mientras Seiya luchaba contra Rhadamanthys, echó un vistazo a sus compañeros: Shun seguía inconsciente, Hyoga no lograba permanecer de pie, Shiryu estaba agotando su Cosmo al pelear contra Aiacos, Ikki asestaba golpes a diestra y siniestra al Juez que se pusiera en su camino, y Minos ya se estaba incorporando de nuevo para embestir a Acuario una vez más.

-¡Nachi!- llamó Sagitario al Caballero de Cáncer. -¡Vamos a emprender la retirada! No podemos ganar esta batalla. Prepárate para enviarnos de regreso.

-Está bien...

-¡Ikki!- le gritó Seiya. -¡Ve por Shun!

-¡Qué diablos Seiya!